De una habitación a otra. Ese cuarto de control que son las habitaciones adolescentes. Un día empezaron a enviar señales como astronautas perdidos en el espacio. Y encontraron otros viajeros como ellos. Y se multiplicaron. Cantautores, once will be stars; experimentadores; nerds con aspiraciones; niños índigo. Había una compilación que circulaba por ahí que tenía un nombre buenísimo; Bedroom Ambient. La cueva de los Beatles pero en casa de mamá y papá. El cuarto adolescente es el potrero del indie rock pop. De las que salen algunas de nuestras estrellas favoritas. Un tal Matthew Mondanile por ejemplo. Será por nuestro consumo de comics y superhéroes pero nos gustan los artistas que se refugian en alias; que esconden sus identidades. Ya demostrado lo que puede hacer de bueno, de excelente, de lo mejor con Real Estate pareciera que este pibe regresa al cuarto en busca de alguna clase de inspiración, de cierto desorden. En ese mismo desorden escucho los discos de Ducktails; el alter ego de la inmadurez. Los primeros discos eran casettes y no hablamos de hace mil años; digamos del 2006 al 2009. En su último EP del 2013, Wish Hotel, las identidades parecen mezclarse. El formato canción gana pareciera. Una especie de pivote que nos podría llevar hacia atrás y esos fragmentos como paisajes desde la ventanilla en una road movie o hacia adelante, hacia un pop soleado y soñador. Una vez, hace tiempo, hice un compilado que titulé Canciones Tontas. Era una especie de conjunto de jams instrumentales pop. El anti jazz. La sala de ensayo de The Cure digamos mientras desvarían; mientras buscan la melodía antes de que la melodía aparezca. Así algunos paseos instrumentales de Ducktails. Otras veces el ambient gana decididamente y entonces el viajero se vuelve el paisaje mismo. Matthew Mondanile es un artista hecho y derecho amigo de los Animal Collective, visitante de Primavera Sounds y muchas otras cosas más. Su experimentación lúdica en otras manos sin inspiración sería un desastre; en su caso es una verdadera delicia.