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Ay, Malhumor, Malhumor… Sabemos que te gustó Do U Cry 4 Me Argentina?. Sabemos que te pareció un buen esfuerzo, digno de sacarse el sombrero y hacer infinitas reverencias. Pero ¡por favor!, no me malinterpretes.
Que vendas tu coche no tiene ninguna influencia en la estética de tu película, a menos que filmes sólo con esa guita, y así y todo, puestos a recortar presupuesto, que los colores saturen, los tamaños de planos y los encuadres sean poco felices, y que los demás detalles se descuiden (los foleys, y hasta las sombras del equipo técnico en cámara, algo imperdonable a menos que te llames Ed Wood y busques reconocimiento por lo poco avispado que sos en el set), no tiene relación alguna con la guita que tenés.
Que vendas tu auto es un gesto de amor y de sacrificio: amor por lo que hacés, por que creés realmente en eso, algo poco usual por estas pampas de subsidios regalados, dinosaurios en actividad fílmica y nuevos oportunistas subidos a la nueva ola de cine argentino, cada vez más desdibujada.
Vender tu auto es algo admirable. Pero que el producto resultante esté a la altura del sacrificio personal es otra historia, muy distinta.La honestidad y las buenas intenciones cuentan, por supuesto, y eso nunca lo negué. El tema es que esas dos cosas solas no te transforman en un cineasta. Te transforman en un tipo honesto y bien intencionado.
En un momento decís que el hecho de ser un narrador privilegiado por ser parte de lo que contás, por vivirlo, es importante, más allá de los resultados. Permitime disentir con vos: el resultado para mí es esencial. Si lo que contás lo hacés con un desprendimiento total de los mínimos requerimientos básicos para una película (como pedirle a tus amigos que se corran a un costadito cuando están filmando un planito,porque su sombra entra en cuadro), entonces lo que contás se vé perjudicado, porque el espectador se distrae, porque el efecto dramático buscado se pierde, porque es amateur, pero en el peor de los sentidos. Si querés transmitir una idea, el cuidado de la forma en la que lo hacés es vital: mientras más descuidás las cosas, más perdés la atención del público.
Es muy importante saber de lo que uno habla, tanto cómo saber transmitirlo.
Si la película es o no ingenua, es otra cosa. No creo que porque el director sea de una u otra nacionalidad tenga mucho que ver en el asunto. Sería poco precavido pretender otorgarle determinadas características a la obra porque el director es oriental. Y digo esto porque entré con esa actitud a la sala y salí con la conclusión de que fue un tremendo error de mi parte. No sé que cine oriental viste de entrada, pero pocas de las pelis orientales que me gustan me resultaron ingenuas.
Lo del valor antropológico, en mi notita, era sólo como única forma de explicar la inclusión de una película no tan lograda desde lo formal (y que esto no se tome sólo como una apreciación personal, por favor), en la sección Competencia Oficial de un Festival Internacional. Algo que habla mal de todo lo que tiene mayúsculas en este párrafo. A menos que uno mida las Buenas Intenciones de los Programadores.
Por último, lo de los insultos.Por favor, no lo saques de contexto: si bien no terminé de ver la película, el hecho de que los que insultan al comienzo a los coreanos son un inspector corrupto y un ladrón, habla de que los porteños malos son racistas. Y que el director no se juega a mostrar a alguien «bueno», normal, identificable con el espectador, que lo sea. O sea, algo poco jugado. Que el racismo existe en Buenos Aires para con los orientales en general es un hecho, no creo que un par de puteadas hablen bien de eso, es más me parece algo burdo, poco sutil y -en consecuencia- poco efectivo.
Me alegro que la peli te haya parecido entretenida y bastante divertida. Es un buen punto de partida para invitar a la gente a que la vea y nos putee después, a vos o a mí. O a los dos…
Pablo

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