Anton Newcombe está del orto. Anton Newcombe es un genio. Ese es el principio y el final de la peli, la dualidad de una persona transformada en personaje. Un cantautor maldito que no hace más que seguir adelante con cada idea que se le cruza por la cabeza, no importa lo descabellada que sea. DiG! es uno de esos largometrajes que te dan ganas de que sigan, de que no se terminen. Si bien puede ser un poco redundante en algunas cosas, eso es lo que lo hace más interesante: el día a día en la vida de dos bandas, una con mayor tendencia autodestructiva que la otra. Los shows de los Brian Jonestown Massacre, siempre tuvieron fama de apocalípticos, verlos en todo su explendor es un verdadero placer. Las trompadas de Anton a sus compañeros, las patadas al público y las peleas por ningún motivo, son fuertes y recurrentes.Las drogas, las deserciones d elos distintos miembros, los shows caóticos, los fracasos comerciales, los éxitos de venta y todos los lugares comunes y clichés del mundillo rocanrolero están tan bien trasladados a la pantalla que da gusto caer con Anton. Es más, me arriesgo a decir que va a ser uno de los personajes más memorables de todo el Festival. Perdérselo sería un crimen.En la página oficial de The Brian Jonestown Massacre, Anton se encarga de aclarar que la edición final de la peli se aleja de la realidad (click acá). Así y todo, si bien hay escenas en las que queda bastante mal parado, no sería extraño que la banda gane nuevos adeptos. Y vaya que se lo merece.