¡Qué difícil que me resulta cambiar de opinión! Soy un cabeza dura; cuando se me crea una opinión sobre algo, es casi imposible que la cambie. Muy poco abierto al cambio. Y sin embargo está bueno que cada tanto haya alguna excepción. Este disco es uno de esos casos.
Bright Eyes es el seudónimo de Conor Oberst, un joven de increíbles 23 años. Tras editar dos discos como la voz y la guitarra de Commander Venus se lanzó a su carrera solista. Elevado o la historia está en la tierra para sembrar, mantené la oreja en el piso sería una cruda traducción del nombre de este, su último disco.
El primer track está grabado en lo que suena a una pequeña habitación, un baño o algo así, con una extraña acústica que va cambiando a medida que el tema avanza. Al comienzo se escucha a un par de personas subiendo a un auto y partiendo de viaje. De eso se trata esta canción, de alguien que viaja. De eso se trata este disco, de un viaje. Un viaje con una guitarra. Y gritos. Que se cortan. E interferencias. Y pasamos al segundo tema como si nada, con más vitalidad, múltiples instrumentos y otro espíritu. Y ahí es donde todo cambia, empezando por las opiniones apresuradas de mi primera escucha. Este disco está poblado de hermosos momentos, recuerda de a ratos a un libro de cuentos, a una tímida confesión, a una velada a la luz de las velas, a un paseo nocturno sin rumbo… Un disco completito, vea.
No suelo compartir el gusto por los neo-dylans/springsteens, Ryan Adams a la cabeza. Me suenan monótonos, aburridos, pasteurizados. En cambio, este muchacho parece estar a la altura de recibir uno de esos motes. Y no se queda ahí: lo que hace es arriesgado, temerario y, ante todo, distinto. Original. Plagado de talento. Y con sólo 23 años. Envidiable.
Este disco es uno de esos que se tienen que asentar, hay que dejarlo estacionar dentro de uno. Después de eso tiene una vigencia increíble: no cansa, no aburre, no se torna insoportable. Un disco para dejar un buen tiempo en la compactera.
Y sí, un cambio de opinión de mi parte. La primera vez que lo oí me pareció hasta ridiculizable, enervante y muchos “ante” más, pero le di otra oportunidad y vaya que cambié de idea. Lo bueno de todo esto es que no fui el único; lo mismo le pasó a Miss Mundo, a Migraña y a Santiago. Descubrir un disco que pase a ser importante dentro de la vida de cada uno es lo más maravilloso que hay. Ni te cuento cuando lo es en la vida de varios. Más allá de mí, qué bueno darse permiso para cambiar de opinión. Trataré de hacerlo más seguido. Lo juro.

Pablo Conde

En pocas palabras: Para arriesgarse, pero con los ojos cerrados y sin miedo.
Recomendado si te gusta: Bob Dylan, Ed Harcourt, Calexico. Descubrir músicos raros, pocos conocidos y quedar como un tipo de mundo o una tipa que está en la pomada.
Para escuchar: Hasta que forme parte de tus días.
Dijo Víctor: ¿Este chaboncito vive en el campo, no? Parece uno de los Beverly Ricos…
Linkología: https://www.conoroberst.com/

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