En un instante de la gran batalla final Batman le pregunta al fiel Alfred (un divertido Jeremy Irons), ¿Qué está pasando? Bueno, es difícil de explicar le contesta. Y sí, es difícil de explicar. Dicho de forma maliciosa Batman vs Superman es como Los Vengadores pero sin el sentido del humor. La creación de una nueva liga del bien mucho más oscura, heterogénea y melancólica. La película se debate entre el bien y el mal y el mensaje es confuso la mayoría del tiempo y eso nos desorienta; pero bueno, son tiempos estos confusos y de desorientación ¿no es cierto?. Contra todas las habladurías Ben Affleck da muy bien como Batman aunque al personaje le falte desarrollo pero entonces la película se iría a 4 horas!! En algún momento de la proyección (no se cuándo porque en verdad todo pasa tan rápidamente que no hay tiempo para pensar) me dije que algo parecía inverosímil. Un tipo vestido de murciélago, un dios en calzoncillos rojos y yo preocupado por la verosimilitud. Algo raro me está pasando volví a pensar en medio del frenesí. Es que a pesar de todo los super héroes renacidos en cada nueva versión son cada vez más humanos, complejos y sexuales y sus batallas épicas son versiones ampliadas de las batallas que vemos todos los días en los diarios. No deja de ser interesante en ese contexto que el más malo de todos sea una versión de Zuckerberg/Jobs. Los fanáticos de los videojuegos estarán seguramente de parabienes con una cantidad de escenas que son todas desarrollos posibles de nuevas aventuras y ya es muy difícil de decir quién influencia a quién. Después de todo, Batman y Superman son personajes que trascienden todo a esta altura: merchandising de todo tipo, libros de ficción novelados, videojuegos etc. De hecho, hasta juegos online que te permiten ser los personajes, no sólo en situaciones de acción, sino en situaciones románticas, como pasa en El País de los juegos.
Es oscura, es melodramática, avanza a tropezones y se pasa muy rápido. Hay escenas e imágenes que están a la altura de una buscada mitología contemporánea. No es poco, o tal vez demasiado para tan solo 150 minutos.