En pocos años pasé de armar una lista de unas 50 películas para ver en el festival a una de 10 como mucho.
Debería estar de vacaciones para disfrutar del Bafici como corresponde. O debería estar en un estado de desocupación o trabajo informal que hace años que no tengo. Cuando esto sucedía (¡5 películas por día!) el festival era una fiesta. La última vez fue en 2007. No había nada que hacer salvo ver películas, hablar sobre cine y tirar postas en los pasillos. La vida misma.
Ahora, el tiempo libre ya no es lo que era y con suerte podría ver una película diaria, eso si la lotería de la programación no me juega en contra. Igual reviso el catálogo y anoto las que me gustaría ver en las salas festivaleras, pero este año nada será imperdible para mí.
El recorrido siempre empieza por lo que más me importa que es la sección músical, y en 2015 la impresión es que es podría haber sido mejor, esperaba la de Pulp y Beautiful Noise, pero en cambio nos encajaron documentales de Mike Oldfield y Spandau Ballet.
La primera en mi lista es la nueva del querido Gruff Rhys. En American Interior el líder de Super Furry Animals vuelve a viajar en el tiempo y en el espacio, cambia la Patagonia de Separado! por el interior de Estados Unidos. Ahora Rhys recorre los caminos que hizo John Evans, uno de sus ancestros, que en 1792 dejó Gales para ir a buscar una supuesta tribu que hablaba galés. A no ser que sea un delirio inentendible y que además le sobren minutos, es algo que seguro disfrutaré.
La biopic más interesante de este Bafici es la de Lawrence, el líder de finas bandas inglesas como Felt, Denim y Go Kart Mozart. Un tipo que debería ser una estrella, pero que se puso él solito las piedras en el camino, como esa vez que salió totalmente empepado en un show de Felt en el que había varios ejecutivos de sellos grandes entre el público. Lawrence of Belgravia forma parte de la retro de Heavenly Films, la productora de películas del sello independiente Heavenly Recordings (gente que editó trabajos de Manic Street Preachers, Saint Etienne, Beth Orton, Temples y TOY, entre otros). Finisterre, What Have You Done Today Mervyn Day?, How We Used to Live y This Is Tomorrow vienen con música de Saint Etienne e imágenes de Londres (la gran protagonista) en las tres primeras y del Royal Festival Hall en la última.
Ya que estamos, acá hay un video de Felt en la TV española en 1985 y acá uno de Denim en Later with Jools Holland en 1992.
En la época del walkman tenía grabado en un cassette de cromo de 90’ dos discos de los Residents, ni me acuerdo cuáles. Estaba bueno, pero tanta búsqueda de la originalidad al final me agotaba. Fue hace más de 20 años esto, pero ahora me vería Theory of Obscurity: A Film About The Residents, el documental que indaga en su historia y que trata de descubrir quiénes son estos enmascarados.
From Scotland with Love trae la nostalgia por un mundo que ya no conoceremos, un lugar que revive desde un archivo fílmico fascinante que está musicalizado por King Creosote. Melancolía en movimiento, que está bien en un monitor casero, pero sospecho que no será para tanto en la pantalla grande.
Saliendo de la música, miro las que vería con mi pequeña hija mayor que ya está para el Baficito, podría mostrarle quién es Chuck Jones y contarle por qué fue tan importante en mi infancia. Una nueva de Ásterix y una nueva de Mortadelo y Filemón y la atractiva The Tale of the Princess Kaguya, de los estudios Ghibli también serán parte de este recorrido, a pesar de que esta última sea una peli que disfrutarán más los grandes que los niños.
Finalmente, haré lo imposible por ver World of Tomorrow, de Don Hertzfeldt, realizador de maravillas animadas como Everything Will Be OK, The Meaning of Life y It’s a Beautiful Day.
Podría seguir agregando títulos, como la terrorífica It Follows, el reality de vampiros What We Do In The Shadows (Casa Vampiro es el nombre con el que se estrenará post festival al igual que It Follows), Tusk de Kevin Smith y el docu punk Salad Days. De cualquier manera, siempre hay que dejar unas fichas para apostar por alguna de esas desconocidas que a priori no dicen nada, pero que terminan siendo agradables sorpresas. Por suerte después de 15 festivales (el primero me lo perdí) las ganas de descubrir nuevos favoritos se mantienen despiertas.
