Encuentro con Jack

Entonces mientras bebía imaginé (nunca lo había hecho) el epitafio de mi lápida: ¨Tenía sed¨. Me dio mucha risa. Y pensé en Nestor en La Paloma que seguramente también reiría mucho. Unos días atrás en una situación similar recogiendo agua de un arroyo que cruzaba el camino me gritaron desde una camioneta: ¨¨¡Gringo vas a morir!¨. Pararon y me dijeron que el agua no era buena. Seguramente exageraban pero esta vez hacía tanto calor y el agua estaba tan fresca que primero me mojé la cabeza y los brazos y las piernas y después empecé a tomar juntando el agua en el hueco de las manos. Tenía sed. De agua, de todo. Ja. Había estado subiendo desde el río en un paisaje árido y caluroso. Un lugar inusual. Palmeras y cactus en un mismo sitio. Nunca había visto algo así. Por el cañón un gran río turquesa y otro río que lo alimentaba rodeado de un bosque tupido de árboles de mangos. Fuera del oasis del río tierra árida, piedras y cactus. Los primeros mil metros de desnivel son los más duros. Después me metí en otro valle y todo comenzó a volverse verde y fue cuando apareció la vertiente. Después vino una lluvia suave y el fresco. Entonces apareció una casa y en la puerta dos mujeres sentadas en el suelo que seleccionaban granos. Me vendieron una coca y unas galletitas. Me senté en una tabla y al instante apareció Jack bajando en su bicicleta. Nos saludamos y nos pusimos a charlar como si nos conociéramos desde siempre. Las mujeres se miraban y reían. Que pase un ciclista bueno, pero que lleguen dos al mismo tiempo, uno subiendo, el otro bajando, parece de película. Era la primera casa en 20 km. Benedicto me había enviado un mensaje unos días atrás: ¨Me crucé con un ciclista, Jack, es muy simpático, ya lo vas a cruzas vos también¨. Después de comer nuestras galletas y charlar un rato nos despedimos y mientras seguía andando ya en la hora fresca y disfrutando de las montañas pensaba que Jack bien podría ser otra versión de mí mismo; con una barba rubia y nacido en una isla del Canal de la Mancha de la que nunca había escuchado el nombre. Hemos abandonado la idea antigua de alma, la moderna de un solo Yo pero seguimos pensando que todos nuestros Yoes postmodernos deben residir en un solo cuerpo. Otra idea absurda que abandonaremos algún día. Nos encontramos de tanto en tanto con nuestros otros yo como de tanto en tanto nuestros deseos coinciden con nuestras ideas y sensaciones. Encuentros al azar también.
Después de todo la rubia me llama Jacques (aunque es la única). También me llama para mi cumpleaños tres días antes, el 15 y no el 18, para cumplirme el deseo de alinearme con Nietzsche y Foucault. Al respecto una lista de fantasías relacionadas: ser arquero de River (o el 10 o el 9 ), ser astronauta, perderme en Africa, perderme en el Amazonas, pasar un invierno encallado en la Antártida, ser Rimbaud, ser Nietzsche, ser Cronenberg (o en su defecto llamarme Santiago Cronenberg), ser Bowie (en su defecto ser un bisexual cool), que la abuela no se muera nunca, que Miss Malhumor despierte de su larga siesta, ser filósofo y revolucionar el pensamiento contemporáneo. Nacer el mismo día que Nietzsche y Foucault me parecía un buen augurio pero le pifié por 3 días. En estas semanas crucé pueblos con nombre peculiares: La Botella (imaginen ser borracho en ese pueblo); Saturno y el que más me gusta El Limón. Me encantaría vivir en un pueblo con ese nombre. Después de dejar a Jack seguí subiendo tranquilo y contento y a la vuelta de una curva y desde mucho más alto pude ver el río tranquilo y manso allá abajo entre la tierra yerma y la selva.

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