El agua se llevó lo que nunca estuvo. Las cataratas inundadas; desaparecidas. ¿Cómo es posible que un río se inunde? Agua sobre agua. Un río como dique de otro; barcos arrancados de sus amarras a la deriva. Como dos ríos que no se pueden encontrar nosotros ¨teníamos una forma única de no comprendernos¨. La manera genial de Fabián Casas de hablar de relaciones únicas. Porque el desencuentro también es algo. Parece que no es nada fácil saber cuándo un río es río principal o afluente de otro. A veces es cuestión del nombre y de la historia solamente. Simplemente estaría mal que yo te siga. Porque nunca he seguido a nadie. En Río de Janeiro me dieron una habitación frente al mar que me mantuvo hipnotizado. Ya no tenía necesidad de bajar a la arena. La influencia del cine; preferimos mirar. Ver el sol irse y llegar desde el océano. A la tarde el cielo estaba lechoso teñido de un naranja rosado. Un barco de guerra patrullaba Copacabana. Me sentía en Beirut. Si se miraba al ras de la playa con un ojo de águila en un momento dado había muchas pero muchas pelotas de futbol en el aire. A la noche me vi una película de Van Damme de los ochenta cuando se vestía a lo Suar en La Banda del Golden Rocket. El encanto de las películas malas. Tan nítidas como algunos sueños. Una voluntad de contar según las reglas y dejar las tomas que salgan de la manera que estén. Una mezcla extraña de ficción tosca con imágenes del atleta real. Van Damme musculoso; Van Damme entrenando en poses imposibles. Van Damme el peor actor del mundo. Lo más real de todo. Pasé dos días por Bs As y el tercer día cruzamos a Montevideo. Un río que es un mar y un cruce que es ontológico. Hacia otra clase de humanidad. Caminamos por la ciudad de noche y estábamos tan dulces que hasta los pibes chorros nos parecían educados. Dos años después repetí la ceremonia de la ayahuasca y por un instante experimenté la simultaneidad absoluta. ¿De qué se trata? De ver que está todo en su lugar; incluso las medusas gigantes.
Dj malhumor.