Vacationland y A Suden Loss Of Gravity, de Todd Verow
Estas son las únicas películas que ví de Todd Verow, un cineasta que hace tiempo que andaba persiguiendo, tratando de conseguir algo suyo. A veces tener tantas expectativas se vuelve un poco en contra de uno. Todavía no estoy seguro de que sea el caso. Pero lo sigo evaluando.
Verow no oculta para nada su condición de cineasta independiente yanqui.
Y sospecho que no podría por más que tratase. La torpeza en la narración le da una frescura que puede resultar interesante. Las sobreactuaciones que rozan en lo amateur tienen su lado bueno, si a uno no le crispan los nervios: por lo exageradas que están se nota el esfuerzo por tratar de cuidarlas, algo que la cámara no hace, al menos no a la vez, dejando una extraña sensación en el espectador. Las historias tienen costados cuasi ridículos (la hermana que huye a una mejor vida, llamando de larga distancia para manguear guita, el personaje “rarito” que es arrojado desde un puente), cosa que aumenta considerablemente el factor amateur, y deja de lado muchas pretensiones de búsqueda seria que tienen otros cineastas similares. Y por último, Verow parece una especie de Gregg Araki con menos intensidad, visitando temas similares (temática gay, personajes border, etc.), pero sin llegarle a los talones al director de Doom Generation. A quien ya es hora de que le hagan una retrospectiva. Seguiremos esperando
Les Invisibles, de Thierry Jousse
Sí, mientras la veía me gustaba. Después, no estoy muy seguro. La peli es la historia de un músico que se obsesiona con la voz de una mujer, con la que se encuentra a oscuras un par de veces que lo hacen obsesionarse cada vez más con ella. Hasta que ella desaparece.
Los cineastas franceses suelen tener esa irresistible atracción por Hitchcock, algo que para mí era evidente a lo largo de esta película. Sin embargo Jousse citó como ejemplos a La conversación de Coppola y Blow Out, de De Palma.
Me parece que esa puede ser la intención inicial, pero en el resultado final, eso de la obsesión por el sonido, eso de hacer “una película para los oídos”, debe haber quedado en la moviola. La película se pincha cada vez concluyendo en una pavada que no tiene definición, de esas que te dejan más molesto que otra cosa. Y el tratamiento del sonido casi no aparece, con excepción de esa escena que citó Malhumor por ahí abajo, en la que el protagonista sigue el recorrido de la dama en cuestión a través de un dormitorio, de acuerdo a una grabación de audio que hizo mientras él dormía. Un gran momento tan desaprovechado como los dos o tres climas interesantes o todas las puntas que fue abriendo y dejando tiradas por ahí.
En fin… No la sufrí, pero prefiero no pensarla mucho.
Coincido con Malhumor en mucho de lo que dice sobre esta película. Pensé que se iba a tratar un poco más sobre John Pierson, algo que me sonaba más atractivo. La experiencia empieza muy bien. Y por ahí hay una punta que creo que es la más interesante para mí, la más cercana, sin duda: el encontrar cuáles son los verdaderos motivos que puede tener una persona para mudarse al culo del mundo y avocarse a la tarea de mantener un cineclub, poniendo todo el tiempo dinero de su bolsillo, moviendo cielo y tierra para conseguir películas que a veces son más difíciles de lo que se cree y, sobre todo, hacer caso omiso a todos los padecimientos y la mala leche. Eso es, para mí, lo más parecido a un héroe modesto que podemos encontrar en el mundillo cinematográfico. Por eso aprovecho para mandarle un abrazo a Mauricio Petit, un amigo de la casa sobre quien habría que hacer un documental. Mmmmm…. ¡Qué buena idea!
Pablo
1 Lectores Comentaron
Unite a la Charlasaben que? me bajé del bafici. basta de expectativas que no se cumplen; basta de películas medianas; basta de títulos que "están bien" pero estaban mejor cuando pensábamos que podían ser buenísimas... todo por culpa de svankmajer, que me defraudó con la garompa de "fausto". sólo quiero ver a daniel johnston. y rifo todas mis entradas.
hasta el año que viene.