El texto que sigue a continuación, como corresponde a una película como Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era, es bastante personal. Alguna vez, en estas mismas páginas de Encerrados Afuera, aclaré que la joven y talentosa directora Guillermina Pico es mi amiga. Por lo tanto, escribir sobre su cine me ubica en una posición, no diría difícil, pero no del todo cómoda. Es complicado hablar con nuestros amigos cuando se trata de sus trabajos y más cuando esos trabajos (música, cine, literatura o lo que sea) tienen una relación tan personal con el autor como pasa con esta película. Mi primera reacción cuando vi la versión inicial de Borrá…, hace ya unos años, fue de sorpresa y, por esas cosas de la vida, nunca le di una devolución concreta a Pico. Algo que, durante una larga temporada, nos mantuvo un tanto alejados. Tiempo después, en una función oficial, volví a ver la película, que a esa altura ya tenía un recorrido por festivales. Una vez finalizada la función, tampoco hablé con ella. Nos saludamos, le di las felicitaciones de rutina y nos volvimos a despedir. Otro error de mi parte, porque en esta nueva versión, el film había encontrado su forma definitiva y me había gustado. Como haya sido, esa vez pude ver que Borrá… era una película única y personal. Un diario íntimo y a la vez poético. Algo difícil de encontrar en el cine argentino y no solo en el actual. Finalmente, Borrá… tendrá su estreno el día 29 de marzo en el cine Gaumont. Y esto sirvió como excusa para volver a juntarnos con Guillermina Pico y hablar, entre otras cosas, de su película. Lo que sigue a continuación, es la desgrabación -casi- sin retoques de una charla realizada el día lunes 19 de marzo en el coqueto bar llamado Petit Colon, a la hora de la merienda.

Marcelo Alderete: Antes de esta película habías hecho dos cortos, uno documental y otro de ficción. ¿Cómo fue que Borrá… se transformó en tu primer largometraje?
Guillermina Pico: No es que lo pensé, sino que me encontré en la situación de que me estaba pasando. A diferencia de cómo uno lo vive de afuera, no es que estaba pensando en mi primer largo va a ser…Como que nunca tuve esa fantasía de mi primer largo. Largar la bomba de mi autoría al mundo. Como dice Louis CK: “Más de mí”. Nunca pensé en eso. La película fue un proyecto que yo empecé a hacer, pensaba que lo iba a terminar en seis meses, que era un proyecto corto. Y en un momento sentí que me pedía más y se volvió más importante y terminó siendo mi primer largo. Terminó pasando. Hay una cosa acá de ¡la ópera prima!, ¡la ópera prima! Está bien, pero yo venía haciendo muchas cosas antes y nunca tuve esa presión de sacar un largo y tener que posicionarme. Quizás está mal porque ahora me doy cuenta que todo el mundo sí lo pensaba, pero bueno, a mí me pasó así.

Hasta Albert Serra, hizo una primera película y la escondió para que Honor de cavallería (2006) sea su ópera prima.
Pero vos decís que…

No, no, no tenes que esconder nada, al contrario. Lo que me parece raro, es que es una película que parece venir de ningún lado. Si uno ve tus cortos anteriores, no sé si puede hacerse una idea de lo que es ésta película. Pero es una idea mía, no tenes que decir nada sobre eso.
No, sí, me interesa, porque de hecho cuando yo hice la película sentí tu silencio de radio y me dije: “Bueno, evidentemente a mis padres no les gustó” y yo ahí sentí la orfandad total, antes me hacían sentir muy protegida… Ahora que pasaron los años, porque ya hace varios años que no hablamos, lo puedo decir, sentí que me soltaron la mano fuerte porque no les gustó nada mi película.

Bueno, yo voy a hablar de lo que me pasó a mí y no de otras personas que no están presentes.
Si, hablemos de vos.

Me parece que tuvo que ver más con la sorpresa. La volví a ver hace un rato antes de venir acá. La primera vez que la vi, me pareció un gesto muy valiente. Pero sí, reconozco que en su momento, aquella primera versión me sorprendió y sentí como que… quizás deberías haber esperado…
50 años.

No, no, no sé, no sé… Es un pensamiento idiota que tengo. Creo que quizás vos tenes razón en esto de pensar en por qué una ópera prima tiene que ser la declaración de principios de algo o una marca tan fuerte. Creo que es culpa del cine también. En la historia del cine la primera película de un autor es algo supuestamente muy importante. Como decías vos (y Louis CK): “más de mí en el mundo”… Y tu película es lo contrario, es una especie de bosquejo de cosas que pueden llegar a interesar o pueden ser interesantes. De nuevo, me parece un gesto muy valiente, que quizás en aquel momento no vimos o no vi de esa manera. Me decías que la película tardó seis meses.

No, no, yo pensé que iba a tardar seis meses.

Ah, porque hay imágenes de diferentes épocas, ¿qué tiempo abarca?

Son como cinco, seis años.

Cuando registrabas esas imágenes, tenías una idea ya o…
No, para nada. Hay imágenes que después filmé específicamente para la película que son todas las de los caballos, por ejemplo. Pero la película… no. Cuando estaba viviendo en Barcelona, yo me había ido a estudiar allá, no me cebé mucho con hacer. Cecilia (Barrionuevo) me llevaba a ver este tipo de cine: Abigail Child, los diarios de David Perlov, los documentales de Naomi Kawase, que son bellísimos, Nathaniel Dorsky, Gunvor Nelson, el corto I touched her legs de Eva Rødbro, y tardé en digerirlo. Como que tres años después me pegó la sensación de que yo tenía ese material cerca. Me compré una cámara y cuando viajaba, iba y venía, empecé a filmar un montón. Pero porque tenía la cámara o porque nunca había tenido una cámara. Buscaba, retrataba y filmaba. Como tratando de recordar cosas que me gustaban, tratando de recuperar ese gesto de lo cinematográfico en el mundo. No en el sentido en el que yo escribo y voy a buscar, sino de tratar de encontrar algo que veía y me gustaba. Me entusiasmé filmando en esos años. Cuando iba al campo, después me vine a vivir acá, filmaba a mis hermanos y a todo un mundo que había dejado de frecuentar. Encontraba que ellos eran personajes interesantes, mi hermana haciendo milanesas o patinando, me parecía hermoso. Había algo de esa cotidianeidad, de ese mundo, que sentía que podía guardarlo. No porque pensara: después voy a hacer algo con esto. Pero después de un tiempo me di cuenta que tenía un montón de ese material ¿Sabes que me pasaba? Que una vez que lo empezaba a revisar, yo tengo esta sensación mía como que soy mucho más bestia de lo que soy. Y cuando veía algunas cosas, no con todo, pero me preguntaba ¿yo registré eso? Ah, yo no soy la tarada que pienso. Hay una tensión puesta en ciertas cosas que a mí me conmovieron. No por sentirme una genia de la cinematografía, sino por rescatar esos pequeños gestos, que dejan la huella de que yo estuve mirando algo en ese momento. Eso fue lindo de ver para mí. Y después con todos esos materiales empecé a armar la película. Son momentos vividos que después se transformaron en algo más grande, imágenes que se fueron armando entre sí, creando secuencias y un recorrido posible.

Tenías ese material, ¿y a partir de ahí?

En esa época yo trabajaba editando, siempre tuve lo técnico muy cerca y dije bueno, a ver. Había probado y editado unas pequeñas secuencias que al final no las usé, pero las había usado cuando estudié en la Universidad Di Tella. Unos fragmentos del principio, muy de contrastes, pastos, flores. Pero no los usé para nada, las dejé. Y después con el tiempo seguí montando y se lo mostré a un par de personas a las que les gustó y me dijeron que yo tenía un lado poético, pero que lo anulaba, lo rechazaba, y ahí sentí como ¿qué me quisieron decir? Ahí empecé a montar y yo pensaba a quién se lo podía mostrar, a quien le podría interesar, en amigos de teatro o pensaba en vos, que te iba a interesar o no. Te viene eso a la mente. Yo seguí editando igual, más allá de que después no recibí las respuesta que esperaba, de quienes podían ser los interlocutores de la película. Últimamente me pasa de decirme ¿y esto para quien lo pensaste? A mí me interesaba este material y esa singularidad podría ser interesante para los demás.

Es que en la Argentina no existe, casi, un cine tan en primera persona y eso hace que, quizás, se vea más como un capricho o un gesto narcisista y no puedan pasar de eso.
Pero entonces ponen al cine en un lugar muy primitivo, que no conecta con nada. Ni con la literatura, ni con la música, ni con la pintura, ni con nada.

Pero es un poco así. Lamentablemente en la Argentina es así. Hay un movimiento de gente que hace cine experimental, pero son como una elite, un nicho que está muy separado. Eso es igual en todo el mundo, no nos engañemos. Pero como tu película no sale de ese lugar, pero tampoco de un lado más comercial, queda huérfana. No tiene una relación con otras películas argentinas. Si un crítico tratara de compararla con algo…
Pero ¿por qué tiene que compararla con una película argentina?

El gran mérito de tu película quizás sea ese, justamente, no tiene comparación. La podes odiar, te puede encantar, pero lo que vas a ver es algo único. Pero volviendo, una vez que empezaste a trabajar con todo esto, ¿cómo te guiabas? Porque justamente al no tener referentes es difícil pensar en cómo la armaste, cómo ibas pegando las imágenes, cómo ibas logrando cierto tono o forma que tiene la película.
Es una película que surgió de los materiales que tenía, yo no pinto, pero creo que es un poco así, vas uniendo por una relación más intuitiva, en principio. Y a mí lo que me pasó en un primer momento es que me interesaban mucho los choques entre las imágenes, que sean bruscos, que sea una belleza violenta, medio brusca, de cortes de sonido que sean fuertes, o secuencias sin sonido, completamente sin sonido. Pero en principio, mucho choque entre las imágenes y a nivel sonoro, mucho contrataste. Y después empecé a suavizar, porque no podes mirar toda una película así, como una piña en la cara. Pero sí tenía que tener algo de eso, porque a mí me entusiasmaba a medida que lo iba haciendo. Me pasó con la película que cada vez que la editaba, lo hacía de principio a fin. La empezaba a ver cada vez que me ponía a trabajar, porque me gustaba mucho el efecto. Hasta que me volví tarada, como que dejé de ver. Y fue como ¿qué hago? Porque ya no siento nada, como si me hubiera drogado. Y ahí entró Gonzalo (Castro) y me dijo: dejá de mirarla de principio a fin. Entrá, trabajá en lo que tengas que trabajar y salí. Otra gente con la que trabajé también me dijo: dejá de verla así. Yo me había entusiasmado con ese efecto como espectadora. Y después sí se fueron armando como tres fragmentos grandes, uno es como una introducción, de esta entrada más violenta a la belleza de la naturaleza, si se quiere, pero con temas que aparecieron después, no es que yo me senté con ideas y fui a editar. Después está todo lo que es viajes, no sé si recordas, pero queda todo como un gran viaje. Yo no quería pasar por una cosa turística de mostrar, eso de ir a Europa y fascinarse, simplemente porque uno está viajando, no porque haya algo muy interesante. Quería evitar eso y unir todos mis viajes, porque de La Pampa yo me fui muchos años antes de los que empecé a filmar, esa es otra parte. Hay algo ahí como que no llega a ninguna parte, toca y vuelve y ahí tenes otro fragmento, o parte de la película que es toda la parte con mis hermanos, como un volver a la familia, si se quiere. Y las visitas, como una mirada más nostálgica, mostrando el paso del tiempo. Porque hay mucho de diario íntimo también.

Y los textos que, de alguna manera, van puntuando la narración, ¿cuándo aparecen?
El primer texto que me apareció fue el del título.

El título ya tiene el tono de los textos que vemos en la película.
Exacto, como una sensación de que había estado opinando mucho sin ponerme en un lugar más vulnerable. Ser cínica o rápida para responder ciertas cosas y estar más a la defensiva. Porque hay una sensación de supervivencia. Pero qué pasa cuando te dejes estar vulnerable en la vida, un rato. Cuando no te pones corazas. Es un poco sobre eso la película para mí. Como una idea de identidad que tenemos. Soy esto, soy así, la película es eso. Y qué pasa si esto no es así. No sé. Como una cosa más suave.

Y también está la exposición. En la película te expones bastante.
Si. Pero es una exposición de la que al final salí como fortalecida. A mí me fortaleció un poco. Ahora voy a estrenar y estoy maricona de vuelta, como que no es lo mismo que estar en un festival donde no te conoce nadie o estar en una sección medio escondida en donde no van a ir más de treinta personas. Bueno, no quiero decir que ahora vayan a ir mucha más gente. Pero como que hay algo que es como volver a exponerse. Siento que atravesé como artista un lugar, obvio que quiero que mis cosas sean vistas, pero en un punto puede pasar… Puede que mi película no sea la mejor, ni lo intenta, pero siento que fui muy profundo en un punto. Y eso a mí me gusta verlo en los artistas. No solo en las películas.

Nos falta hablar sobre tu familia y la decisión de incluirlos.
Era como decir: ¿por qué lo que tengo cercano no puede ser interesante o lindo de mostrar? ¿Por qué no voy a hablar de mí? Pensá las cosas que filmé antes. Eran cosas lejanas a mí. Yo empecé filmando en el corto Yo, Natalia (2009) a una señora que es judía, millonaria, artista, ¿por qué?, ¿por qué eso sí y no a mi hermana?

Sentías una necesidad de estrenar o es como ponerle punto final a algo.
Sentía la necesidad de cerrarlo, me daban ganas. Porque a pesar de que la película no fue a los lugares que me hubieran dado más cucarda en el mundo del cine…

Pero estuvo en muchos festivales.
Si, estuvo en bastantes. Pero bueno, yo estaba al lado de ustedes, los escuchaba hablar de ciertos festivales y a ninguno de esos festivales fue mi película. Es como: bue, a mis padres del cine no les gusta mi película, no va a los festivales de los que ellos hablan… Bueno, listo.

Pero hay todo un universo de festivales de cine que…
Si, ya está, basta, ya lloré sola.

Borrá todo lo que te dijimos sobre los festivales…
¡Sobre la vida!

No, sobre la vida no, pero de los festivales sí.
Me interesa estrenar porque hay algo que vi en el público, que por más que me digan que no, que tu película es muy personal. He visto gente a la que jamás esperé que les guste mi película salir llorando. Cosas raras que me pasaron con la película. Mueve emociones. Y no digo que va a pasar siempre, pero me interesa que la vea más gente. Y como no estuvo un tiempo en un lugar. Bueno, veamos qué pasa. No es que tenga “las” expectativas. El otro día alguien me preguntaba eso. Que se vea y la vaya a ver la mayor cantidad de gente posible.

Y después del estreno, como sigue la carrera de Guillermina Pico.
No sé, cualquier cosa que haga la voy a arruinar.

No, no creo. Estas con un nuevo proyecto que se llama…
Las galaxias.

Es un gran título. ¿Qué es Las galaxias?
Las galaxias trata sobre las relaciones de tres mujeres en La Pampa. Es la ilación que hay entre estas mujeres de diferentes edades y orígenes. En Borrá… la forma de la película es algo muy privado, porque es un mundo privado. Ahora lo que quiero es abrir a tres personajes. Es difícil de explicar. Es sobre las relaciones de ellas con sus lenguas, de sus antepasados, rescatar un poco eso.

¿Cuándo se estrena Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era?
Se estrena en el Gaumont el 29 de marzo y va a tener dos horarios, a las a las 12.00 y 20.40 hs.

Y nos despedimos con la parte más tonta del reportaje. ¿Qué le dirías a la gente para que vaya a ver tu película?
Uhhh… ¿Qué les dirías vos?

Lo que te dije antes, es una película que, pienses lo que pienses, es una experiencia única. No pasa eso tanto en el cine. El público está muy acostumbrado a ver lo mismo una y otra vez, un poco mejor, un poco peor. Es interesante saber cómo va a reaccionar un público más general. Los que vayan sin saber absolutamente nada.
Ni idea.

Entonces: ¿es necesario saber quién es uno para hablar o filmar sobre el amor?
No, hay que tener conciencia de que siempre se va a ir actualizando esa identidad. Es un acto de conciencia. Como: Ahhh, no, estaba tirando fruta.


Te había dicho esto, pero no, eso era antes.

Claro, es eso, es como un acto de…Ahhh, no, borrá todo lo que dije… El amor es todo. El amor es como la vida. Si uno está hablando de la vida o del amor, siempre en una posición de defensa, no vale la pena. Esa es mi sensación y mi descubrimiento. Quizás la película sea sobre eso.

Así terminamos entonces: El amor es todo. Suerte con el estreno.
Gracias.

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