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Casi me mato para llegar, pero vi la de los Magnetic Fields y estaba tan buena como esperaba.
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Si hay algo que tiene el Bafici es que puede hacerme correr 5 cuadras esquivando autos y peatones con tal de llegar a tiempo para ver una película. Si hay algo que tiene este Bafici es que hay un solo motivo para correr por Pellegrini tratando de no llevarme puesta ninguna mesa en la calle, una sola película podía hacerme intentar volar sobre los autos y saltar justo hacia la vereda en el último segundo (en el último frame casi) antes de que me lleve puesta una 4×4 para ganarme con todos los honores el grito de boludooooooo de parte del conductor.
Llegué 5 minutos tarde y recién estaban con las publicidades. Hasta tuve tiempo de indignarme porque otra vez me tocó un corto institucional resuelto en un solo plano sin sentido y sin onda, pero eso no importa ahora. Lo importante es que me encontré con el documental que quería ver y la pasé mejor de lo que imaginaba.
«El hace que Lou Reed parezca Annie la huerfanita», dice Neil Gaiman hablando de Stephen Merrit. No parece que fuera para tanto, sí vemos a un tipo malhumorado y cínico, pero también a uno cariñoso y agradable. Vemos a Lou Reed y a Annie, en diferentes momentos durante los 10 años posteriores a 69 Love Songs (y aprendimos que el que quiera levantarse a Merrit tiene que gritarle «¡Hey, 69!», si le gustás parece que agarra viaje).
La gran revelación del film es Claudia Golson, fiel compañera de aventuras de Merrit desde los años de high school. Si bien leyendo algunas entrevistas donde el músico hablaba de la banda ya se veía la importancia de esta muchacha en la vida del grupo, aquí se ve que realmente es MUY revelante para la existencia de los Magnetic Fields: no solo toca sino que además es la manager y la que mantiene con los pies en la tierra al líder magnético.
Hay muchas perlitas para los fans, primero poder ver el famoso depto-estudio de grabación del que tanto leímos, luego poder presenciar algo de las sesiones de «I» y «Distorsion» con un Merrit obsesivo y casi hinchapelotas, en el primer caso tratando de explicarle a Gonson qué quiere que haga con el piano y en el segundo pidiéndole a John Woo (el guitarrista de la banda, no el director de cine) más feedback. Los que hayan escuchado mil veces Three Way se alegrarán de ver cómo grabaron el grito que identifica a la canción.
Y hay más, mucho más (90 minutos pocas veces se me hicieron tan cortos), pero ahora me quedo con la versión en vivo de Papa Was a Rodeo, mi canción número 1 de las 69 canciones de amor y la que tenía en mente cuando corría hacia el cine.
Jota Pérez
1 Lectores Comentaron
Unite a la Charlayo también la vi ayer. y me encantó.
y tmb se me hizo muy cortita.
saludos!