Jugarse el primer día a ver una peli a las diez de la mañana, otra a las 19 y otra a las 23 es una apuesta arriesgada, pero venía con ventaja: a Reginald Harkema, el director de la función nocturna, lo conocemos desde hace un par de Baficis. Monkey Warfare es una de las películas que permanecen en la cabeza cuando el torbellino pasa.
Y Leslie venía bien. Como buen canadiense, Harkema le pega duro al american dream y se mete derechito en la panza de la bestia. Además, evidentemente la atrae la época de la violencia. La Leslie del título es una de las chicas del clan Manson, y la peli muestra su caída (?) y el juicio posterior. La vida de Leslie se muestra en paralelo con la de Perry, un ñoño católico con novia rubia y papá pro Vietnam que se parece al Eric de That’s 70 show (aunque la novia de Eric se parecía más a Leslie). Perry hace todo lo mejor que puede, hasta que es llamado a integrar el jurado y el demonio, en la forma de Leslie, empieza a complicarle la vida.
Buena peli. Del género «mataron a Kennedy, oh dios», pero rocanrolera. Charlie Manson se parece a Viggo Mortensen, pero Viggo nunca hubiera podido hacerlo tan loquito.
En el final Harkema da a entender algo así como bueno, amigos, que no veamos la mierda no la hace desaparecer. Quizás por eso le gustan los setentas: porque todo estaba a la vista.
Bonus: si por casualidad viste las tres pelis que trajo en el Bafici 9, con esta completás su obra y te llevás el álbum con las figus de Leslie en bolas.