Por fin un producto netamente baficero. Película de slacker israelí, simpáticamente vendida en el catálogo por atributos tales como producción casera, edición digital, pastiche de google earth con porno japonés de you tube y así de seguido. ¿Qué sería del Bafici sin los slackers? Pero hay un problema: para que la slacker movie funcione, el protagonista debe al menos despertar algún tipo de empatía. Si no, dan ganas de despertarlo a patadas en el culo. Por lo menos, este tuvo la deferencia de contarnos su no-vida en discretos 65 minutos (que parecen más). Ah, gracias por mostrar Tel Aviv.