«Voy a grabar pésimas imágenes de ustedes tocando» les dice Melero a los Babasónicos en un camarín mexicano. No les dice que «en la edición se arregla todo» (la regla no escrita número uno de la tv argentina).
El registro de la cámara travel de Melero pasado por todos los chiches de la edición hogareña es la base de este film. Lo que cualquier pendejo (pen-de-hoo) podría hacer en su casa con las filmaciones de la banda de sus amigos. Solo que los amigos de Melero llenan estadios en todo el continente, y que estamos hablando de un tipo que ya tiene un criterio estético formado y en constante expansión.
«Babasónicos x Melero» es una hora muy disfrutable de imágenes sucias, tomadas con un pulso nervioso. La cámara se mueve todo el tiempo y la edición (superposición de capas de video, loops, la pantalla partida en 10, 15 partes) hace que la atención nunca se vaya de lo que estamos viendo. Las canciones están fragmentadas, el sonido saturado, vamos de un hit a otro con intermedios oníricos. Este es un documental que está vivo (que, como la Bombonera, late) y avanza en la búsqueda permanente de otra mirada, pero que sólo puede impresionar a los que nunca testearon los efectos pedorros del Premiere Pro.
Jota Pérez