Jon Krakauer es uno de mis autores favoritos. Leí Mal de Altura hace muchos años en Mendoza rumbo a plaza de mulas. El libro lo había llevado mi cuñado. No recuerdo en qué momento lo hice pero sé que me lo devoré como se dice. Recuerdo también que en una de las noches que pasamos en el campamento base me faltaba el aire y empecé a pedir que abriéramos la carpa para que entrara oxigeno. Afuera helaba y de haber estado solo me hubiera congelado como unos pibes que una vez encontraron tirados en una montaña en Neuquén. Una especie de locura temporaria. Cuando bajamos a Mendoza encontré en una librería de usados Into The Wild, el otro gran libro de Krakauer en una edición de tapa dura con fotos lindísimas que ahora desapareció de mi biblioteca. Los libros van y vienen. Encontré por ahí otra investigación que hizo sobre los mormones (es la clase de autor de la que leo todo lo que me cae) en la calle Corrientes y a precio de regalo. Después me enteré que tenía otro librito; Eiger Dreams, Historias de Hombres y Montañas. Una colección de artículos sobre montañismo que publico en la revista Outside; venerable publicación con la que compartimos parte del nombre. Lo busqué y busqué pero no aparecía hasta que la otra vuelta me subí a un barco y fue lo primero que vi en la parte de la biblioteca donde los turistas dejan los libros que ya no quieren cargar el resto del viaje. Me estaba esperando claro ¡Cómo no! Hay un artículo llamado Gerry, como la película de Gus Van Sandt, acerca de un artista de la escalada. El tipo es un matemático que trata a las rocas como problemas a resolver; las rutas que elige como pinceladas de un pintor. No le interesan tantos las alturas como las paredes imposibles. El tal Gerry es una leyenda entre escaladores de todo el planeta. Lleva una vida sencilla como profesor de secundaria en un pueblo de provincias, casado con hijos como un tipo de lo más común y osco parece. Esa es la parte que no me gusta tanto de Krakauer. En general sus historias (reales) melancólicas dicen que al final es mejor la vida de familia que despeñarse una tarde de mal tiempo y mala suerte. Le fotocopié el artículo a batichica que lo dejó tirado por ahí. Está mucho más interesada en colgarse de las rocas que leer historias de escaladores taciturnos. El último libro de Krakauer es acerca de un jugador de futbol americano que se alisto para pelear en Irak y la quedó por las balas de su propio pelotón. No es el mejor aunque sigue siendo un maestro de la narración. Lo leí en una carpa ya no me acuerdo dónde. Tuve unos buenos meses de encontrar buenos libros abandonados en hoteles aquí y allá. Dejó de pasarme lo que tal vez indica que debería cambiar el rumbo. Quizás, tal vez, llegado el caso. Y quizás el escalador no se llama Gerry; tal vez un nombre parecido, quién sabe, tendría que buscar el libro y estoy un poco lejos. Dj malhumor.