the encerrados afuera interviú: Nacho Vegas

Algunas preguntas para conocer un poco más a Nacho Vegas
Entrevista y fotos: J. Pérez.

Hotel frente al Abasto. Salones con nombre de tangueros. “Nacho te espera en el salón Pugliese» me habían dicho, «si no baja llamalo a la habitación 708”. Llego al salón y la puerta está cerrada y con cartelito de ocupado, pasa una chica con anteojitos de directora de cine hablando en inglés (¿será Sadie Benning?), dos minutos después sale del salón Pugliese un señor pelado, panzón y de traje, alguien se equivocó o Nacho Vegas todavía no se maquilló. Camino un poco por el pasillo de los salones tangueros y veo que la manager del asturiano está sentada en un sillón del entrepiso. La saludo, me presento y nos ponemos a hablar del otoño porteño mientras pruebo el grabador.
Justo cuando llega el fotógrafo de Haciendo Cine sale Nacho Vegas del ascensor, se para y mira detrás de sus raybans, cuando empieza a caminar hacia nosotros es como ver una tapa de Rock de Lux en movimiento.
Primero las fotos, pero antes un trago. Vamos para el bar, se pide un Martini Dry, le da instrucciones a la barwoman: gin y solo una gota de martini. «¿Una aceituna?» pregunta ella, «pues claro!, si tienes…». Se hacen las fotos, accede amablemente a todos los pedidos del fotógrafo, luego demostraría la misma amabilidad en el reportaje.
No se puede fumar dentro del hotel, así que buscamos un lugar en el patio al lado del bar, llovió hasta hace un rato y es inevitable hablar del clima, casi que le digo «parece ser que va a llover», pero me aguanto. La noche anterior tocó en el Centro Asturiano de Buenos Aires, cuando apreto REC estamos hablando de eso…

– Estuvo bueno anoche, fue muy emocionante… (no le digo que cuando Xel Pereda se quebró, mientras cantaba una canción de unos amigos que murieron hace poco en un accidente, todos nos queríamos subir a abrazarlo)
– NV: Fue muy extraño, porque en principio veníamos para tocar en el Festival de Cine, en Harrods, y anoche se supone que íbamos a hacer solamente las canciones tradicionales asturianas. Venimos a través del Festival de Cine y del gobierno del Principado de Asturias, como estamos preparando un disco de canciones tradicionales iba a ser así, no esperábamos que fuera tanta gente que conociera los discos, sobre la marcha cambiamos el repertorio y se me ocurrió preguntarle a la gente qué canciones quería oír…

– Y te pidieron 20 canciones diferentes…
– NV: Sí, y encima quise hacerme el listo y toqué una que no me acordaba la letra y fue un poco lamentable.

– ¿Cómo es el disco de canciones asturianas?
nacho_vegas_01 NV: Estamos terminando la grabación, la idea es que salga en septiembre. En el verano en España no se publican discos. La grabación la está dirigiendo Xel Pereda y tocan otros músicos asturianos. No va a salir con mi nombre, todavía no tenemos nombre. El repertorio es totalmente tradicional, pero adaptado musicalmente y en cierto modo las letras también están adaptadas. Y va a sonar a disco de rock en realidad, estoy muy contento con él.

– ¿Cómo es el proceso de adaptar las canciones asturianas al sonido del rock?
– NV: Es un proceso muy natural, del mismo modo que por ejemplo, el folk americano es una de las principales influencias del rock. A mí lo que me atrae del cancionero tradicional asturiano es que en esencia es muy parecido a cualquier tipo de folk. Me refiero a canciones de folk en el sentido de que son canciones que la gente cantaba en los entierros, en Navidad, cuando iba a trabajar o en las fiestas. Salían de una manera natural del ser humano, nadie las componía o las interpretaba porque iba a grabar un disco o porque iba a salir de gira, sino que era una cosa muy natural. Los esquemas armónicos, melódicos y rítmicos del folk y las canciones tradicionales asturianas son muy parecidos. Hay algo en el ser humano, y es que cantamos de forma natural, y de ese modo es natural para mí adaptarlo al rock, porque el rock es una expresión más de la música popular, entonces no es más que tomar esa materia prima y producirla, arreglarla, como cuando uno produce una canción que hizo en su casa.

– ¿cuál es el primer recuerdo musical que tenés?
– NV: cuando era pequeño, en España editaban unos cassettes en fascículos, era una serie que se llamaba Horacio Pinchadiscos, tenía cosas como canciones de Los Pitufos, pero que eran versiones de canciones de big band, como de Benny Goodman, pero con voces de Pitufos, ese es el primer recuerdo musical que tengo.

– ¿Cómo fue tu formación musical? ¿Cuándo empezaste a tocar la guitarra?
– NV: empecé a comprar discos a los 13 años, en ese momento había una guitarra española en casa y como casi todo el mundo yo empecé a querer tocar la batería, reuniendo cacharros en casa, pero un día empecé con la guitarra. Recuerdo que empezaban a llegar los videos a España y grababa actuaciones musicales que pasaban en la tele e intentaba copiar las posturas de los músicos, pero como no sabía ni afinar, pues sonaba a aquellas hostias, pero bueno, poniéndole un poco de empeño acabé tocando.

– ¿y con las letras? ¿cuándo empezaste a intentar escribir? o ¿cuándo empezaste a sentir que podías empezar y terminar una canción y estar conforme con eso?
– NV: cuando empecé a tocar mi grupo favorito era The Smiths. Me sabía todas las letras, creo que es el único grupo del que puedo cantar todas las letras. La parte autoral del rock me llamaba mucho la atención, pero nunca me creí capaz. Empecé a tocar en grupos, tocando la guitarra y empecé a hacer canciones, pero no estaba contento ni con las letras ni con mi voz. Tardé unos años en estar contento con las letras, no con mi voz, pero sí en decir “si no canto yo, no voy a encontrar a nadie que lo haga, pero hay que hacerlo”, pasaron unos años hasta eso. Empecé a tocar con mi primer grupo de rock a los 16 años, luego empecé a maquetar canciones creo que a los 19 ó 20 años.

Cuando empecé a tocar mi grupo favorito era The Smiths.

– ¿cuál fue el hecho que te llevó a dejar Manta Ray para empezar a grabar discos solo? Si es que hubo un hecho puntual…
– NV: hubo varias cosas, al principio la música era lo que más me flipaba y me emocionaba en el mundo, y yo quería tocar y tener un grupo de rock y esas cosas, normal. Pero hubo unos años en los que no sé por qué pasé por una especie de desencanto con todo. No leía nada, no había ningún grupo que me emocionara realmente y de repente cuando tenía 19 años, empecé a estudiar en la facultad Filología Española, Literatura en lengua española, y empecé a conocer cosas de poesía y a descubrir a la vez a músicos como Will Oldham, que empezaba a sacar discos, empecé a escuchar a Leonard Cohen, a Nick Drake, a Bob Dylan, y eso fue una especie de revulsivo. Eso fue una de las cosas que me hizo pensar que tenía que hacer mis propias canciones. Tardé unos años en dejar Manta Ray y en decidir que lo que quería hacer no era compatible con el grupo, pero recuerdo que hubo ese momento de desencanto y luego un momento vital en mi vida que fue que murió mi padre. Yo tenía 19 años y eso fue como un punto de inflexión, en ese momento me di cuenta que necesitaba escribir cosas y empecé a escribir las letras de mi primer disco, empecé a encontrarme contento con las letras que escribía. Luego dos años más tarde, cuando dejé Manta Ray, ya tenía las canciones maquetadas y solamente me faltaba confianza.

Recuerdo estar escuchando Blonde on Blonde sin parar en casa y decidir después de una de las escuchas que tenía que dejar Manta Ray porque quería hacer eso.

– ¿con qué discos descubriste a Leonard Cohen y a Bob Dylan?
– NV: a Leonard Cohen lo descubrí por un lado con el I’m Your Man, antes cuando yo empezaba con la música, y creo que tenía 12 o 13 años, el I’m Your Man y First we Take Manhattan eran número 1, acá no sé que pasó, pero en España fue muy famoso. A mí no me gustaba al principio, no lo entendía, decía: este señor que parece que habla, que no hace música. Recuerdo una entrevista en un programa de música que había en España y que me cayó muy bien ese hombre y luego acabé llegando a él. El I’m Your Man fue el primer disco y sigue siendo mi disco favorito de Leonard Cohen. Con Dylan fue diferente porque cuando empezaba con mi primer grupo, Eliminator Jr., hacíamos una versión de Mr. Tambourine Man, pero la hacíamos del modo en que la hacían los Byrds, que era la versión que conocíamos. Yo no conocía la versión de Dylan, la de los Byrds es como en 4×4, con acordes abiertos, con armonías vocales, más bonita, fusilan parte de la letra y solamente quedan dos estrofas, pero cuando empecé a escuchar a Bob Dylan y me di cuenta de que tenía una cosa áspera, ahí me dejó de interesar ese pop de los Byrds, de los Beach Boys, es una parte del pop que me gusta pero no me llega a emocionar realmente, y la cosa áspera y urgente de Dylan me empezó a llegar sobre todo con el Blonde on Blonde, de hecho recuerdo estar escuchando Blonde on Blonde sin parar en casa y decidir después de una de las escuchas que tenía que dejar Manta Ray porque quería hacer eso.

– te vimos en la cola para ver a Tom Waits. ¿Que te pareció la charla, verlo en vivo? Tengo entendido que Waits nunca fue a tocar a España…
nacho_vegas_02NV: no, de hecho en España hay un chico que organiza muy buenos conciertos y su promotora se llama “Waiting for Waits” porque él lo que quiere es llevar a Tom Waits de cualquier manera, todos los años hay algún rumor: este año viene a Barcelona, pero nunca viene. Y de hecho, me decía este chico que en su página hay algo así como “si quieres llevar a Tom Waits a tocar a tu ciudad, él no quiere”. Es uno de esos artistas, al igual que Leonard Cohen, a quien yo nunca vi en directo, que me apetecería verlo antes de morir, de hecho lo vi aquí en Buenos Aires, solamente por las dos canciones que tocó y por tenerlo así de cerca, es una de las cosas que tengo ganas de contarle a la gente en España y darles envidia. Con respecto a la entrevista, hubo mucha gente que criticó a los dos entrevistadores y yo creo que la tenían muy difícil, yo comprendo que ellos hicieron la mejor entrevista que pudieron hacer, lo que pasa es que es muy difícil tener enfrente a un tío que hace un gesto y tiene a todo el mundo a sus pies, pero me gustó oírlo hablar y las anécdotas que contaba de cuando abría para Frank Zappa o las conversaciones con William Burroughs, eso valió la pena, aparte de las dos canciones.

– ¿pudiste ver alguna película del festival?
– NV: no, lo digo con vergüenza, pero hoy voy a ir seguro. No es que no haya tenido tiempo, pero el día que teniamos tiempo estaba de resaca y estuve todo el día en el hotel y no pude salir, pero me apetece mucho ver algo acá, me sentiría muy mal si me voy de aquí sin haber visto alguna película. El Bafici tiene una vinculación muy especial con el Festival de Cine de Gijón y cuando puedo, no estoy de gira y estoy en Gijón, pues procuro ver todas las películas que puedo porque es un festival muy chulo y se ven películas que no se pueden ver de otras maneras en salas comerciales ni en Gijón, y muchas veces, ni en Madrid, y por eso me apetecería mucho ver algo en el Bafici, pero entre la vagancia y los compromisos no he podido.

– Hablando de cine ¿tenés algún género preferido?
– NV: No soy muy de cine de género, prefiero el cine de autor. Soy muy fan de Mike Leigh, si hay un director para el que me gustaría hacer una banda sonora ése es Mike Leigh. Las películas de él me encantan, pero las bandas sonoras a veces fallan un poco. Son bonitas, pero creo que podrían ser un poco mejores, y honestamente creo que podría hacerlo bien, pero no creo que llegue a tener nunca la ocasión.
Como te decía, el Festival de Gijón está muy vinculado con todos los que hacemos música en esa ciudad, tengo muchos amigos muy cinéfilos que me pasan películas, pero no me considero especialmente cinéfilo. Me gusta mucho también Lars Von Trier. Y hay películas de Robert Bresson que me encantan. Bresson es alguien que me gusta mucho, soy muy fan de su actitud sobre todo. Tiene un libro de aforismos que se llama Notas sobre el cinematógrafo, es sobre su visión de cómo se tendría que hacer el cine, es como un dogma pero de hace 40 años atrás, justo antes de la Nouvelle Vague, Bresson me encanta porque hizo esta especia de dogma y dice que en las películas tiene que primar la verdad sobre la realidad. Este libro de aforismos para mí es totalmente aplicable a cualquier cosa de la vida y a la música también.

– ¿Te gusta el cine español?
– NV: El cine español es muy malo en general.

– ¿hay algún director, o película que puedas rescatar?
– NV: si, hay directores. Jaime Chávarri por ejemplo, en los 70 hizo El desencanto, una película que es buenísima, sobre una familia de poetas españoles. Había un poeta que era como el poeta del franquismo, Leopoldo Panero, que cuando murió hicieron un documental sobre la vida de su familia. La mujer y los tres hijos, todos son poetas, uno de ellos murió. Empezaba queriendo ser un retrato de una familia aristocrática del postfranquismo y acabó siendo una especie de disección, empezaron a salir todas las miserias familiares, es una película buenísima. Jaime Chávarri además tiene otras cosas buenas, pero hizo cosas muy malas también.
Y después (piensa) Fernando Fernán Gómez y Víctor Uribe también tienen algunas películas que están bien. Ahora en el Bafici estuvo Marc Recha, un director catalán. Es un cine diferente, pero a mí no me gusta, me gustan las intenciones, pero me parece muy aburrido. En España el cine en general es muy barato, una comedia de humor de trazo grueso. Si no, hay gente como Ray Loriga, un escritor que me gusta mucho y soy bastante amigo de él, me encantan sus libros. Su primera película fue un intento fallido de adaptar una de sus novelas. La segunda la acaba de hacer ahora, se metió en lo que es el mundo de la industria cinematográfica y creo que hizo muchas concesiones. Si te quieres meter en ese mundo tienes que tener a una actriz que sea una estrella, una cara conocida, meterte con una producción millonaria, y al final creo que perviertes un poco la película. Si no, te arriesgas a que la película no se llegue a estrenar nunca, entonces creo que el mundo del cine en general, y en España en concreto, está muy mal.

– Ya que hablamos de escritores ¿cómo fue la entrevista que le hiciste a Bret Easton Ellis?
– NV: Soy muy fan de él. En el 2005 saqué dos discos: Desaparezca aquí y Esto no es una salida, los dos títulos están sacados de libros de Easton Ellis. No sé, me dio por ahí. Cuando publicó su nueva novela, me propusieron entrevistarlo y luego presentar una lectura de él en Madrid. Y bueno, lo entrevisté. A veces colaboro con algún medio, y no sé, la cosa es que al final me arrepentí un poco, porque a lo mejor lo admiraba demasiado. Me decepcionó un poco, pero no por él, sino porque habla mucho y está bien, pero no aportó nada, podría no haberlo conocido nunca. No fue nada revelador en realidad. Yo imagino, a lo mejor hay gente que son buenos entrevistados y la mayoría son malos entrevistados, pero es difícil que te digan algo más de lo que se supone que ya está en los libros, en los discos, o en lo que sea. Y en este caso, lo vi un señor tan señor…

– ¿a qué otro escritor te gustaría entrevistar?, o simplemente conocerlo, tal vez para ir de copas…
– NV: Hace poco hice un prólogo para la edición española de la última novela publicada, por lo menos en España, por Dennis Cooper, un escritor norteamericano. Anagrama sacó tres novelas y luego los derechos los compró una editorial pequeña… y me propusieron entrevistarlo también, dije que sí, pero luego me arrepentí y aparte tenía que ir a París para la entrevista, como venía de lo de Easton Ellis, pues que no me atraía decir que sí; pero Dennis Cooper es un escritor con el que me gustaría ir de copas.
Por otro lado soy muy fan de Raymond Carver, pienso que es de esos escritores que cuando los lées es de esas personas tan entrañables que te apetecerían haberlo conocido y piensas que podrías haber sido un gran amigo de él, te parece una persona muy noble con todos sus defectos, pero como cuando lo conocí ya había muerto, tampoco está esa posibilidad, pero me gusta fantasear con la idea de que a lo mejor podría haberlo conocido.

– ¿Trajiste algún libro para el viaje? ¿Algo para leer en el avión?
– NV: Sí, me traje dos libros. Estoy acabando una novela de Herman Melville que se llama Israel Potter, que la acaban de publicar en español, y me traje también el último libro de poemas de Leonard Cohen: El libro del anhelo, creo que no salió aquí. Son poemas que abarcan los últimos 30 años, hay poemas de los 70 y muy recientes, de 2005. Algunos son canciones de Ten New Songs, reconvertidas en poemas, con dibujos de él mismo, es maravilloso ese libro. De Leonard Cohen, tanto musicalmente como en su fase literaria soy superfan. Hoy me he comprado uno de Roberto Bolaño, que no lo había visto en España, lo hizo con otro escritor, es una especie de novela policíaca (Nota: habla de Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce). Es de Acantilado, una editorial independiente nueva, que ha empezado a publicar muchos títulos nuevos muy interesantes. En España hay muchos títulos, pero aquí he visto muchos que allá no había visto, de poetas y ese tipo de cosas que no se publican, autores que nadie publica ahí. Hacen buenas ediciones y restacan a Stefan Zweig. A un poeta que se llama Adam Zagajewski, que lo voy a conocer ahora cuando vuelva a España, tengo una lectura de poemas de un libro que saqué el año pasado, en un festival de poesía, y a ese festival asiste Adam Zagajewski, un poeta que me gusta mucho.

– ¿Tenés algún método para escribir canciones? ¿Cómo trabajás eso?
– NV: Es díficil de explicar, no tengo un método, pero en realidad se requiere una disciplina para acabar las canciones, yo la necesito, además tardo mucho en dar por terminada una canción, a veces meses, le doy muchas vueltas a las letras y generalmente está ese momento que tú supones como de inspiración, de que algo te viene y piensas que ahí tienes alguna canción, y ese momento surge en cualquier momento, puede ser dando un paseo, tomando algo, yendo a comprar el pan o en tu casa con la guitarra, pero luego eso lo tienes que trabajar de alguna manera y no sé. Simplemente tocando, cantando, escribiendo y corrigiendo es como acaban de salir las canciones.

– Siempre recuerdo a Nick Cave, cuando contaba que tenía una oficina donde iba, como si fuera un trabajo, a escribir…
– NV: Recuerdo cuando eso salió en una entrevista en Rock de Lux, y yo lo comentaba con la gente, había algunos que lo no entendían. Es algo a lo que pienso que aspiro, ahora que vivo de la música y que tengo cierta tranquilidad, que puedo decir: voy a estar dos meses solamente escribiendo canciones para grabar un disco y no voy a preocuparme de nada más. Pienso en lo que te decía, una disciplina e imponerme horarios es importante, porque al final tienes que buscarte ese ritmo de trabajo, no puedes dejarlo todo librado al ya me saldrá, sino que hay que disciplinarse, creo que entendía bien eso Nick Cave, si yo llegara a tener como él una vida familiar bien hecha, muy ordenada y pudiera decir pues me voy a la oficina o al estudio y de nueve a cinco estoy ahí, escribiendo canciones…, pero en mi caso esa disciplina siempre acaba siendo algo que tienes que ir detrás de ello, y que no es de nueve a cinco, puede ser de tres a seis de la madrugada o de nueve a nueve y dos.

– ¿Te imaginás con una vida familiar, ordenada?
– NV: No, no me lo imagino. No es imposible, pero creo que al final todo, tanto mi vida como el proceso de escribir canciones, es una especie de búsqueda de un orden que no tienes, ¿no? Es todo muy caótico y muy salvaje a tu alrededor, necesitas ordenarlo de alguna manera y no solo el proceso de escribir canciones, sino de publicar discos, es también una manera de organizar un poco lo que haces, porque al final, los discos, las canciones, con el paso del tiempo acaban recordando un poco al momento en el que lo grabaste y son como una especie de agenda, dan fe de que estabas vivo en ese momento. En realidad, al final siempre intento buscar un orden y no lo consigo y lo veo muy lejano. A trompicones vas haciendo cosas y lo importante no es la meta, conseguir ese orden, sino seguir buscando, la búsqueda. Pero no sé, imagino que en algún momento voy a tener que sentar la cabeza.

Al final, los discos, las canciones, con el paso del tiempo acaban recordando un poco al momento en el que lo grabaste y son como una especie de agenda, dan fe de que estabas vivo en ese momento.

– ¿Fantaseás con una muerte dramática, como dice tu canción?
– NV: Creo que todo el mundo ha pensado en serio «¿cual será la manera en que me gustaría morir, si tuviera que decidirlo?» Hay gente que a lo mejor le gustaría hacerlo de una manera dolorosa. Yo siempre cuento dos cosas, hace un tiempo en España, un hombre en un programa hablaba de la merienda friqui, así lo llamaba. Hay un método de suicidio normal, se supone que con poco dolor, que es atiborrarse a pastillas, pero al final eso acaba siendo solo intentos de suicidio, la gente toma ansiolíticos y lo más probable es que no te mueras y acabes estando en un hospital una noche y ya está, un lavado de estómago y punto. Realmente quien quiera morirse con pastillas, lo puede hacer con unos antidepresivos, hay unos que se llaman Imaos, son inhibidores de la MAO, que son los primeros antidepresivos que se empezaron a prescribir, y que ahora solo se los recetan a la gente a los que les fallan todos los antidepresivos modernos, tipo Prozac. Por alguna extraña razón, son incompatibles con una dieta grasa, cuando tomas esos antidepresivos no puedes comer embutidos, chorizos ni queso muy curado, por ejemplo. Entonces si haces una especie de fundido, una fondue de queso, con los Imaos, te quedas en dos minutos muerto. Los imaos más una fondue de queso, eso es una muerte dramática y absurda a la vez.
Hay una muerte más absurda todavía, cuando leía que la escritora Sylvia Plath se suicidó metiendo la cabeza en el horno, y que esto lo hacía otra gente también, realmente pensaba que ponían la cabeza en la parrilla del horno y se la asaban, y eso sí que me parecía una muerte súper drámatica, tener que aguantar ahí a que se te hiciera un asado de tu cerebro y joder, yo me lo creía, me creía que había muerto así esa gente, decía: «estos sí que tendrían que estar jodidos para asarse la cabeza». Luego me di cuenta que no, cuando me fui a vivir solo, alquilé un piso en Asturias, tenía un horno de gas y me di cuenta de que era una cuestión del gas solamente. Es un poco rídiculo, pero sería una muerte súper dramática esa, poniendo la cabeza en el horno, pero gratinándosela.

– ¿Qué discos estás escuchando en estos días? ¿Descubriste algo últimamente con lo que estés obsesionado?
– NV: Me he comprado cosas que me han recomendado, uno de Spinetta, no había escuchado nada de él, compré algo de algunas bandas más que me recomendaron, pero no te sé decir cuales son, no me he traído el discman y no pude escucharlas.
Este último año he escuchado mucho a Bert Jansch, creo que es el segundo que sacó, descubrí a Dr. John, con un disco de los 70 que se llama Gris-Gris, que ha sido todo un descubrimiento porque es una especie de blues, un poco de Mardi Gras de Nueva Orléans, pero con una cosa de música tribal, algo que me recuerda mucho a Tom Waits, a los discos tipo Bone Machine, pero años antes de Waits. Y además, me gusta mucho el country, el último disco de Kris Kristofferson, Randy Newman, eso es lo que más he escuchado en los últimos años. También descubrí a Judee Sill, una chica que grabó en los 70 dos discos que pasaron bastante desapercibidos, y ahora Jim O’Rourke la remezcló y la está reinvindicando gente del underground de Nueva York, tiene un disco muy chulo. Karen Dalton es otra que hizo unos discos en los 70 y luego desapareció, unos discos que son geniales y que los he escuchado mucho, y hay una cantante norteamericana que se llama Gillian Welch, creo que es bastante famosa en los Estados Unidos, en Europa por lo menos no es nada conocida y es buenísima.
En grupos más contemporáneos, soy muy fan de Will Oldham y su último disco me parece muy bueno. Bright Eyes también me gusta mucho.

– en Buenos Aires tu música llegó primero por Internet, obviamente. ¿Qué pensás acerca de la difusión de la música por la web?
nacho_vegas_03NV: Pues a mí me parece estupendo, para mí fue una sorpresa el otro día en Harrods, yo sabía que aquí estaban publicados Desaparezca aquí y El tiempo de las cerezas, pero encontrarme con gente que conocía más canciones fue una sorpresa muy agradable y eso tiene que ver con que se pueda acceder a los discos a través de Internet. Lo mismo me pasó la primera vez que estuve tocando en Latinoamérica, en Caracas. En Venezuela no están publicados mis discos, y la gente conocía las canciones, entonces no puedo decir que haya nada malo en ello. No sé si aquí lo tenéis, pero en España está esta cosa de la crisis de la industria y la piratería, la sociedad de autores de España y los sellos grandes, intentan abanderarse en la lucha contra la piratería y las descargas y todo esto, pero no sé, siento que … (piensa) … Lo que ocurre es que la industria en los 80 y principios de los 90 hizo muchísimo dinero, a alguien se le ocurrió cambiar el vinilo por el CD, y no sé, la industria se equivocó de alguna manera, y ahora no saben cómo subsanar ese error, pero si es que puedes acceder a música tan fácilmente, pues yo no me siento con autoridad moral para decirle a nadie que no lo haga y que está mal hacerlo. Dicho todo esto, te digo que yo soy muy fan de comprarme discos, me compro discos y no me descargo nada, tengo Internet en casa y no lo veo nada mal, pero es que no me hace gracia, siempre tengo mucha música por escuchar y sí que he visto a gente que bajaba música de una manera compulsiva, y más casi por compilar información que por luego intentar asimilarla escuchándola. Yo sigo pensando que por mucho que ahora cualquier persona con acceso a Internet se puede bajar toda la discografía de Bob Dylan en una tarde, eso no te hace conocer de verdad a Bob Dylan. Yo creo que los discos tienen un sentido, para conocer realmente a un artista tienes que escuchar los discos, saber que cada uno pertenece a un momento. Con Dylan no me ocurrió, pero con Marc Bolan sí. Yo soy muy fan de Bolan, empecé a escucharlo con un par de recopilatorios que me pasaron y me gustaban muchísimo. Luego fui comprando recopilatorios de él, pero no empecé a ser fan hasta que no me compré los álbumes, uno por uno. Ahí aprendí a apreciar la dimensión total del artista que es Marc Bolan, lo otro era una muestra, pero cuando fui álbum tras álbum, me di cuenta de lo que había sido su carrera, y su evolución. Eso creo que ocurre con cualquier otro artista, tienes que escuchar los discos, y contextualizar un poco lo que ha hecho te ayuda a apreciar un poco mejor lo que hace, y si de verdad te interesa luego puedes tenerlo todo en tu ipod pero eso no hace que vayas a estar entendiendo lo que a un tío le ha llevado toda una vida hacer. Entonces no sé, tengo ideas un poco contradictorias con esto. El otro día, en la charla de Tom Waits, él decía que no sabía muy bien qué opinar de este tema, me hizo gracia porque pensaba que Waits iba a ser muy antipiratería, pero bueno tenía razón un poco en lo que decía, aunque es un símil que no me gusta mucho: si hay un tío en una tienda que vende palas, pues no te puedes llevar una sin pagar, vas a tener algún problema. Entonces con la música se supone que pasa eso, pero eso no es un problema de los músicos, es un problema de la industria, y la industria debería solucionarlo, no debería tratar de involucrar a los músicos. En España, la Sociedad General de Autores, te retiene un 0,7 % de la liquidación de derechos de autor con el pretexto de luchar contra la piratería, es una tontera pero en montos grandes es muchísimo dinero, a mí nadie me preguntó si quería dar ese dinero para luchar contra la piratería, yo no querría darlo, y sin embargo me parece que muchos ejecutivos de las discográficas sí que deberían dar un tanto por ciento de su sueldo para esta lucha, porque son ellos quienes han creado esta situación, no son los músicos, entonces me gustaría que fuera más sincero todo este tema. Al final algo va a cambiar, no sé qué va a pasar pero algo va a cambiar y tendrán que adaptarse a los tiempos, ¿no? Si alguien puede comprar por menos o tener algo gratis en vez de pagar 20 euros por ello, pues no sé.

Versión Extended Play y casi sin editar del reportaje publicado en el número de mayo 2007 de la revista Haciendo Cine.

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