Río arriba

Bajando del teatro por un camino del bosque crucé un zorro. Los zorros son perros que desconfían de la luz del día y las personas. Todo baja al río por acá, es una fuerza de atracción. Más al sur de Dresde, rumbo a Checoslovaquia el río empieza a encajonarse, a transcurrir entre colinas que le dan dramatismo al asunto. En verdad Checoslovaquia es un país que ya no existe y en el que una vez estuve como mi abuela que nació en el Imperio austro-húngaro. Más abajo, rumbo a la fuente del río hay una triple frontera; Alemania, Polonia y República Checa. Me quiero parar exactamente en ese punto. Y jugar a la rayuela. Estuve andando junto al río Elba unos cuantos kilómetros más al Norte desde Hamburgo hacia el Sur en dirección a Berlín. Allá el río corre por espacios muchos más abiertos, el cielo es diferente. El río baja hacia al mar del Norte y yo iba haciendo el camino inverso contra la corriente. Hay puentes y balsas que cruzan. Esta bueno eso de que está este lado y el otro. New Mayra me dijo que colgó la ropa en el patio. Escuché su mensaje mientras dormía y lo incorporé al sueño. Me llenó de amor.
Otro río. Mucho menos majestuoso que el Elba. Un río que baja y suena tranquilo. Un río como otros. Podrían ser las sierras cordobesas. Pero son otras sierras. Y resulta que estoy acá. Ayer estaba en otra ciudad de la que jamás había escuchado el nombre hasta anteayer cuando miré el mapa. Y de golpe la vi. A la ciudad. Ya no en el mapa, la vi allí mismo estando yo ahí y esa locura. Tranquila, con sus idas y venidas, con su gente caminando y el ruido de los autos. Y la vi esta mañana algo distinta porque es lunes otra vez y yo saliendo con la bici. Pero ahora el río y la luna. Es Polonia. Este río está en Polonia. Empecé a pensar que había cruzado la frontera cuando en los carteles aparecían más jotas y zetas. Entré a una bicicletería y haciendo mímica pedí aceite. No sabía que estaba haciendo mímica en otro idioma. El pibe me trajo un aceite llamado Bloody Oil que compré de inmediato y al pagar me enteré que estaba en otro país. Nos dimos un abrazo con el bicicletero que nunca había visto un argentino y yo coincidentemente jamás había estado en Polonia. En un pedazo de Polonia que entre en República Checa como si fuera el mar. Mayra me dijo que la ropa que llegó en el paquete tenía olor a mar. Entre otras cosas un buzo polar modelo Artic Exploration. Me lo regaló mi madre seguramente y jamás lo había usado porque era muy abrigado. El logo era una bandera de Canadá aunque después descubrí que se fabricaba en Villa Tesei. El dueño de la marca era el padre de un amigo de mi prima. Artic Dreams. Una premonición del gran Buenos Aires. Me vino bien en Groenlandia y Canadá. Fue y volvió y ahora se seca al viento en el patio de New Mayra. Una belleza. Como el salchichón que me traje de República Checa y me comí frente al río. La pegué con el salchichón y las uvas porque acá está todo cerrado y aparte pretenden cobrar todo en pesos polacos, Coincidentemente leía una novela francesa donde para describir a una persona perdida lo pintaban comiendo salchichón en una plaza. No puedo pensar en objeto más hermoso que este salchichón. Ahora, frente a un río desconocido en una ciudad polaca de la que no puede pronunciar el nombre.

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