Sabemos que el lector de Encerrados Afuera es moderno, digital, early trender, ultra updater y fast discarding, y no tiene tiempo de leer «palabras» en la forma anticuada de una reseña como hacían nuestros abuelos. Pero al mismo tiempo desprecia los tweets como forma degradada que no permite profundizar. Para ellos, entonces, les traemos la solución: tweets, pero un poco más largos.

The Project Stuart Hall: Para un ex estudiante de comunicación de la UBA, la sección que ya muchos denominan «Bafici Fsoc» o “Bafici Puan” representa la oportunidad de poder ver en pantalla grande a los grandes ídolos de las fotocopias juntadas durante largos e improductivos años. En esta ocasión se trataba de una película sobre uno de los grandes héroes académicos de los fans de los Estudios Culturales, el jamaiquino Stuart Hall. El año pasado, no obstante, esta misma sección nos trajo no pocas penurias con el lamentable documental de nombre interminable sobre EP Thompson, una película que venía con mucha chapa, pero que desperdiciaba un valioso archivo sonoro en un gesto muy perezoso que se reducía a la artimaña de contraponer imágenes actuales del lugar donde EP Thompson enseñaba con el registro sonoro del propio Thompson describiendo los pormenores de esas clases. Leído quizás suena interesante, pero les aseguro que no lo era, ya que ni siquiera había un mínimo trabajo de edición (si es que había alguno en absoluto) sobre el material de archivo.

Afortunadamente The Stuart Hall Project, sin ser una maravilla, está lejos de tal catástrofe, aunque su decisión de centrarse en el proceso de asimilación de los descolonizados en Gran Bretaña y del propio Hall pueda entenderse por algunos como una oportunidad desaprovechada de abordar las tesis que motorizaron el pensamiento de uno de los más grandes teóricos de la comunicación. Más allá de esto, la película cuenta con buenos hallazgos de archivo y por un momento, aunque focalizada en algo que no me interesaba tanto a priori, logra sostener un relato argumentativo interesante.

*Nota de color: En esta función pisé, sin querer, a Beatriz Sarlo.

Los Angeles Red Squad: Le tenía fe a Travis Wilkerson, responsable de «An Injury to One», presentada en algún viejo BAFICI y que siempre recordé como un muy buen documental (ahora sospecho de mi recuerdo). La idea, además, también prometía: un estudio sobre el destacamento policial de Los Angeles dedicado a infiltrarse e impedir cualquier atisbo de actividad política y sindical durante la postdepresión. Pero o Travis cambió o ya cambié. Curiosamente, la película se vale del mismo truco que el documental sobre EP Thompson que denosté en este mismo post: Contrapone imágenes random del LA cotidiano actual con audios históricos (que en realidad ni siquiera son históricos, sino sonidos de manifestaciones compradas en algún banco de audios -de hecho en una parte se escucha a una hinchada de mexicanos cantando «sí, se puede!»-). Eso es todo. Cero investigación, cero estudio, cero originalidad, mucho gesto vacío y locución sobreactuada.

 

 

Aurora Notte: La oldxploitation sigue su curso arrasador en busca de awwws y de jajajas y ni siquiera esta producción de los rebeldes CalArts evita la tentación de usar a los ancianos como carnada para generar ternura y/o risa sin demasiadas sutilezas.

Las artimañas son siempre las mismas (entre paréntesis el efecto buscado, en orden de prioridad):
a) el viejo o vieja dice algo medio liberal y desprejuiciado, como consejos sobre la vida sexual. (risa/ternura)
b) reta a algún joven por hacer algo mal y muestra que los viejos son aún útiles. (reflexión/emoción/ternura)
c) revela su desfasaje temporal con alguna chuchería tecnológica que no comprende (risa/ternura).
Ah, y las que realmente van al fondo con la oldxploitation nos reservan lo mejor para el final: un emotivo discurso aleccionador. En Aurora Notte, la anciana sube las escaleras de la iglesia (!) del pueblo para hablar a los soberanos allí reunidos y explicarles que lo importante es tolerarse más allá de las diferencias (hay un tema ahí con una pareja gay o no sé qué corcho). Terrible.
Nota: Ojo, igual me reí y me dieron ternura varias escenas. Pero eso no la justifica.PD: Es verdad, son demasiado más largos que un tweet, pero sirvió para llamarles la atención.

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