Knock Out

Volví a reponerme de los golpes y las piñas. Ja. Como en esas películas inspiradoras donde el protagonista vuelve a caminar estoy yendo a una especie de centro de jubilados donde escucho las conversaciones más bizarras. Cuando le tuve que decir al médico cómo había sucedido cada vez iba un poco más atrás. Primero con la bicicleta en un barranco, después corriendo, después moviendo el kayak. Varios golpes en sucesión que me dejaron el hombro inmovilizado y con un dolor que me daba miedo. No era el hecho que duela, puedo aguantar, sino la clase de dolor desconocido que parecía venir del interior de mis huesos.
Pero el primer golpe me lo dio Andrea cuando se negó a saludarme. En verdad yo pasaba corriendo por el camino polvoriento y ella me cruzó con su camioneta y siguió de largo. No podés. En el trabajo, en la cola del cine dame vuelta la cara sí querés; en la montaña te parás a saludarme y me preguntás cómo me va en la vida. Dos días después la encontré en el refugio. Ella se había pagado un guía, comida y cama. Yo dormí afuera bajo las estrellas. Parecía orquestado. A la mañana siguiente una familia de cóndores voló a metros de nosotros. Andrea estaría tratando de hacer cumbre. Supongo porque no la volví a ver. Bajé trotando como sí hubiera visto al diablo.

Mientras tanto parece que hay cosas que no van a suceder. No me sentaré en un futuro lejano en una casa grande frente al mar junto al fuego rodeado de mis nietos a escuchar los discos de Dandy Warhols. Seguramente cuando acumulaba música como los cuervos acumulan cosas en sus nidos algo así debería tener en mente. Descubrí que tengo mucha música que apenas escuché y que debo haber acumulado para un futuro lejano. Ahora esas perlitas vuelven al mar como decía Gisela. Gisela misma volvió al mar. La dejamos ir y cuando así fue se sumergió en su propio océano. Cuando empezó a llamarnos y acosarnos con sus historias de persecución fue mucho para todos nosotros. Mucho más sería para ella. Ingratos. Siempre había vivido en un mundo de fantasía solo que mucho tiempo coincidió con el verdadero. Pasa seguido. Hasta que no. Ella, que siempre se había encargado de unir puntos empezó a unir los puntos equivocados. Había hecho que todos nos conociéramos. Me presentó a Andreas (que no es Andrea) como yo le presenté Claudia a Carolina. Es curioso como las personas que abren nuestros horizontes nos alejan de otras personas. La vida misma que se mueve de un horizonte a otro.

Y mientras me tomo un tren suburbano todos los días como si viajara por otro país me escribió Damian para decirme que vendió el primer vinilo de mi discoteca que se disuelve como todo lo sólido: In the Flat Field de Bauhaus. Como parte de nuestro acuerdo le pedí que ponga un disco de Hall & Oates en la vidriera. Me dijo también que iba a mandar a hacer un Gary Numan de tamaño real para ponerlo en el negocio. Prometió que lo iba a iluminar con unos focos estilo Cine. Esto último no creo que lo haga. Estoy feliz. Nuevas manos, nuevas historias. Fueron años de vinilos y cd´s juntando polvo mientras yo escuchaba otra música. La mayoría del tiempo. Ahora van a financiar un viaje a tierras lejanas. Y no les puedo imaginar mejor destino. A cada uno su fantasía. Estoy esperando el anuncio que me indiqué a dónde voy a sacar el pasaje. La consigna es aterrizar en un lugar en donde nunca estuve y empezar a andar como en un planeta extraño. Como Matt Damon en la última película. Que pegó dos de astronautas al hilo. A mí me gustó mucho la película de Matt Daemon perdido en Marte. Aunque me encanta el genero me sorprendió la consigna. Todo anunciaba el drama existencial, amargo y lucha por la supervivencia de alguien abandonado a su suerte en un planeta vacío y fa! No. Al contrario la pura alegría de construir un futuro solo y desde los restos dispersos de lo dejado atrás. Ese optimismo anglosajón mezcla del espíritu de navegante y explorador con el do it yourself. Un optimismo que tapa otros pesimismos claro. Y así la rueda. Alguien descubrirá qué cosa es la melancolía con mis discos viejos de Red House Painters y otros soñaran con mundos y planetas lejanos escuchando a Brian Eno, o saltarán de alegría con las canciones perfectas de Wannadies. El jardín de los senderos que se bifurcan.

[fbcomments]

No comments yet.

¿Tenés algo para decir?