Saltimbank, Jean Claude Biette.
Van pasando festivales y siempre es una grata sorpresa descubrir un director de talento del que no sabíamos ni el nombre. El universo es enorme claro, y la cantidad de películas que se producen infinita. Pero es distinto, es sorprendente descubrir (para mí) un director y tener que decir, bueno, está en la misma órbita que el último Rohmer, que los franceses por adopción Ruiz y Iosseliani. Y como el de estos es un talento discreto, liviano y ligero. Nadie espere entonces que le vaya a cambiar la vida, pero sí deleitarse con un poco de inteligencia, peripecias naives alrededor de una mujer bella y un mundo donde los problemas parecen todos más o menos pasajeros e inventados. Este film en especial podría enmarcarsse en esas películas de género el teatro en el cine Pero por suerte es mucho más.

Que desgracia después de tantos festivales seguir clavandóse con películas improgramables. Es el caso de Turn the music down de Thomas Arslan Como era una de slackers entré más o menos sin preguntar. Cuando el director que estaba en el cine dijo, gracias por venir a ver mi primera película, me dije está todo mal. A no ser que sea alguien de gran talento, la primera película de la mayoría es un ejercicio de escuela de cine. Como era el caso. Una película aburridísima sobre unos adolescentes alemanes aburridisimos. Como Beckett ya hizo lo suyo, aburrirme de onda me enfurece. Y me enfurece la vanidad de los programadores que creen poder programar para todo el mundo lo que solo debe, por su sola calidad, tener una circulación restringida. Tal vez este director en foco fue mejorando con los años, qué necesidad de programar este plomazo. Ah, hay una escena de cinco minutos en un recital hardcore con pendejos volando desde el escenario. Me arrancó una sonrisa y debería conformarme.

Bueno, ya que me hicieron enojar voy a seguir. Ok, sabemos que en la Argentina no existe nada parecido a una prensa independiente, ni nada independiente en general, digo, verdaderamente. Entonces soportamos lo que sea para ver y escuchar lo que de otra manera no podríamos. Necesitas que Clarin ponga plata, okei, de qué me voy a asustar, que escondieron la información para darsela a clarín y no a los otros medios, de qué me voy a sorprender. Ahora, A Quién se le ocurre poner diez minutos de publicidad delante de cada proyección? Es cronometrado. Después me cargan prohibiendo la entrada al cine si comenzó la película por respeto a los directores Okei, ya que conocen la palabra respeto podrían respetar a los espectadores, una idea organizadores, para la próxima, para cuando el festival se llame directamente clarin, pepsi o alguna otra porquería.

Dj malhumor.

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