Crónicas Canninas 2014 (I)

FOTO: Cecilia Barrionuevo.

Antes de empezar con estas nuevas Crónicas Canninas, (sabemos que ya se nos hizo un poco tarde para recién estar comenzando ahora), un par de aclaraciones y justificaciones.

Este año estoy escribiendo para la web de la revista Haciendo Cine. Gracias a la revista, tengo una credencial de prensa que me alivia (bastante, pero no del todo) de realizar filas de dos horas, lo que implicaría pasar gran parte del día esperando «a ver si esta vez entramos o nos quedamos» (encerrados) afuera. Obviamente, el trabajo para el Festival de Mar del Plata, más la escritura, hacen que quede poco tiempo disponible. He aquí mi excusa por la demora en la aparición de estas crónicas. Tengo una credencial de prensa que me alivia (bastante, pero no del todo) de realizar filas de DOS HORAS, lo que implicaría pasar gran parte del día esperando «a ver si esta vez entramos o nos quedamos» (encerrados) afueraSi me ofrecieron escribir para HC, fue por que alguien leyó mis escritos en Encerrados, así que mi obligación (amorosa) está con esta querida pagina que ahora estrena nuevas y elegantes ropas. En una casualidad poco afortunada, los textos en HC se llaman «Crónicas de Cannes«, el culpable de esto es el editor Esteban Sahores, espero que el equipo de abogados de EA inicie las acciones legales correspondiente, de mi parte, dejo la justificaciones de lado y doy por inaugurada estas nuevas entregas de las queridas Crónicas Canninas, aquí vamos.

1- A cuatro días de comenzar el festival nos confirman nuestro viaje al festival. El alivio se conjuga con el estrés de saber si vamos a conseguir alojamiento y un vuelo (barco, moto, aladelta) que nos lleve a la querida Francia. El tema del pasaje se resuelve rápidamente (bendito Axel del área de compras del INCAA, a quién siempre tendré en mi corazón), pero la búsqueda de un hotel, cuarto, casa de familia que albergue nuestros festivaleros cuerpos, se complica. Existen servicios que ofrecen hospedajes de último momento, pero cobran pequeñas fortunas por espacios de 1 x 1, con (si hay suerte) un baño en construcción, y todo esto a 30 o 40 minutos del Palais del festival. Obviamente, con tal de estar ahí, uno lo ve con los mejores ojos y se siente en una mansión similar a la utilizan para pasar las estrellas sus canninos días. Pero ni siquiera eso teníamos reservado. Nada, cero. Sin embargo, y ya aquí, debido al atraso de esta crónica, no puedo jugar con el suspenso y especular con que terminamos durmiendo en la playa. Como sí se tratara de una (mala) película de suspenso, ya sentados en el avión y mientras el piloto nos avisaba que apagásemos nuestros celulares, entra un mensaje salvador que nos confirma el lugar que se transformará en nuestro cuartel general durante el festival. En un giro inesperado, ese lugar no es otro que nuestro querido (disculpen la emoción) Hotel del Millón de Dólares que tantas alegrías nos diera el año pasado. Eso SÍ, la habitación es otra, y el televisor de tubo de 20 pulgadas fue reemplazado por el correspondiente plasma, los pisos son de madera, el wifi funciona correctamente, y ni rastros de la misteriosa casetera VHS que el año pasado nos recibió misteriosamente. Los pisos son de madera, el wifi funciona correctamente, y ni rastros de la misteriosa casetera VHS que el año pasado nos recibió misteriosamentePero de todo esto nos enteraríamos más tarde, por ahora, seguimos en el avión. (Otra aclaración: en verdad la responsable de conseguir un lugar donde quedarnos, no fue otra que mi colega Cecilia Barrionuevo, quien con su amable insistencia consigue lo imposible, hasta soportarme a mí, imagínense).

2- El vuelo a Paris, como todos los vuelos, fue tedioso y largo. Debido a una serie de atrasos ocasionales, duró de Buenos Aires a la puerta del hotel, 20 largas horas. En el viaje aprovecho para ver The Lego Movie (más tarde descubriré que se trata de una película mayor a muchas de las presentadas en el festival) y el otro biopic sobre Yves Saint Laurent, dirigido por el actor de la recordada ganadora del Bafici, Recursos humanos, Jalil Lespert. Esta película es la aprobada oficialmente por los herederos del diseñador, la otra se llama Saint Laurent -a secas, sans la Y-, la dirige Bertrand Bonello y se estrena en la competencia oficial del festival (escribo esto mientras espero, sentado, el comienzo de dicha película). La YSL de Jaspert no tiene ningún valor: estar en una lista de películas para ver en un vuelo internacional es su lugar en el mundo. La de Bonello, por otro lado, es todo lo contrario. Un inesperado biopic que se mueve entre Proust y Andy Warhol.

3- Este año por primera vez en mis visitas caninnas, cuento con una credencial de prensa. Debido a que es la primera vez que la pido, no es de las mejores, pero con paciencia y buena voluntad, mejora mucho a la que nos corresponde por ser parte de un festival y, ademas, al sumarla a la credencial del mercado, se complementan bastante bien como para no tener que sufrir tanto las eternas colas que se arman para ver las películas. El área de prensa de Cannes se jacta de contar con 4500 acreditados, incluidos fotógrafos y camarógrafos. Pienso en una lista de criticos actuales a los cuales leo (y disfruto) y solo logro llegar a 30 nombres y exagerandoObviamente, lo que se tiene en cuenta aquí, es el medio para el que se escribe, y la cantidad de las visitas previas del critico / periodista. Como siempre, la cantidad sobre la calidad. Pienso en una lista de críticos actuales a los cuales leo (y disfruto) y sólo logro llegar a 30 nombres y exagerando. Antes de empezar una de las funciones, se sienta al lado mío un muchacho relativamente joven y de rostro poco agraciado. Va vestido con un camiseta del Barcelona, no logro identificar si tiene un número o nombre en la espalda, pero, días mas tarde lo voy a volver a ver con la misma ropa (cosa extraña, un crítico que no cuida de su higiene) y descubro que la remera no dice nada. Al comenzar la película, el joven saca un cuaderno tipo Gloria, todo enrollado y comienza a escribir. Cada vez que en la pantalla un cartel nos indica en que año sucede el relato, él lo anota. A los 40 minutos cae dormido. Lucha con el sueño y se mueve y acomoda de todas las maneras posibles. Pero no hay caso, no puede con su cansancio. A 20 minutos de terminada la película, se despierta, abre su cuadernito nuevamente, y vuelve a tomar notas. Termina la película y se va sin aplaudir. Este, es el estado (somnoliento) de la critica en Cannes.

4- Me doy cuenta que empiezo a escribir estas crónicas muy tarde. Hoy, la persona que nos atiende durante el desayuno, en vez de darnos a elegir, nos sirve directamente café y se retira, ya harto de nuestra presencia.
Cannes, como todas las cosas buenas, termina antes de empezar.

5- Escribí el punto anterior ya hace unos días. Lamentablemente, y pido disculpas nuevamente, una gripe me mantuvo con las fuerzas mínimas para realizar mi trabajo. Ahora, que estamos más cerca del final, mañana ya se entregan los premios, prometo al menos entregar un extenso resumen de todo lo vivido y visto en estos días. Pero antes, un pequeño comentario sobre dos películas argentinas.

6- Jauja y Relatos salvajes representan de manera brutal, dos ejemplos perfectos del cine actual. La primera, una película de autor (por más antiguo que suene el termino ahora), casi venerada por la critica y la otra, un cine comercial con destino de éxito en la taquilla. Entre las dos, también, se juegan dos maneras de entender el cine. La decisión de Cannes de elegir Relatos… para su competencia oficial, relegando el film de Alonso a una sección paralela, dice mucho del estado del cine en general y de los festivales en particular. Pero de esto hablaremos, y desarrollaremos, más adelante.
En una escena de Jauja, Viggo Mortensen tropieza con unas piedras y cae al piso. Al levantarse dice: «¡País de mierda!». Esa frase, en una extraña paradoja, funcionaría perfectamente como tagline de Relatos salvajes.

7- Hasta la próxima. O eso espero.La decision de Cannes de elegir Relatos… para su competencia oficial, relegando el film de Alonso a una seccion paralela, dice mucho del estado del cine en general y de los festivales en particular. Pero de esto hablaremos, y desarrollaremos, mas adelante.

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